Ford y GM, acusadas de haber colaborado con el esfuerzo de guerra nazi

Dos de las tres grandes empresas automovilísticas de EEUU, Ford y General Motors (GM), contribuyeron con sus factorías en Alemania al esfuerzo de guerra nazi y emplearon allí mano de obra esclava. Tal es la conclusión de los abogados e historiadores que han preparado las querellas contra ambas empresas promovidas por varias víctimas del holocausto, según informó ayer The Washington Post. Las acusaciones fueron refutadas por las dos empresas.

En el día en que en Washington se inauguraba una conferencia internacional sobre el arte robado por los nazis durante la IIGuerra Mundial, el Post ...

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Dos de las tres grandes empresas automovilísticas de EEUU, Ford y General Motors (GM), contribuyeron con sus factorías en Alemania al esfuerzo de guerra nazi y emplearon allí mano de obra esclava. Tal es la conclusión de los abogados e historiadores que han preparado las querellas contra ambas empresas promovidas por varias víctimas del holocausto, según informó ayer The Washington Post. Las acusaciones fueron refutadas por las dos empresas.

En el día en que en Washington se inauguraba una conferencia internacional sobre el arte robado por los nazis durante la IIGuerra Mundial, el Post convirtió en noticia de primera página lo que llevaba susurrándose desde hacía meses. EE UU, que ha liderado la campaña para que la banca de Suiza y países como España y Portugal expíen su colaboración con Hitler, también pecó a través de dos de sus empresas señeras.Sabido era que Henry Ford y Hitler se admiraban mutuamente. El caudillo nazi tenía en su despacho un retrato del empresario norteamericano, al que condecoró en 1938 con la Gran Cruz del Águila Alemana. Lo nuevo es la documentación recaudada por las víctimas del holocausto, que prueba que las fábricas de Ford y GM en Alemania, que representaban en tiempos de Hitler el 70% de la producción automovilística de ese país, construyeron, antes y después de 1939, cantidades ingentes de vehículos militares. GM suministró a Alemania la tecnología para producir combustible sintético.

En 1977, Albert Speer, ministro nazi de Producción Industrial, declaró que Hitler jamás habría podido invadir Polonia y la Unión Soviética sin esas aportaciones de las industrias norteamericanas. Menos probado está que las centrales en EE UU de ambas empresas tuvieran responsabilidad en lo ocurrido con sus sucursales alemanas a partir de 1941. Pero, según algunos historiadores, unas y otras siguieron manteniendo contactos secretos a través de países neutrales como Portugal. Ese debate estalló el mismo día en que se abrió la conferencia sobre obras de arte robadas por los nazis. La reunión comenzó con una sorpresa. El director del Museo de Bellas Artes de Boston reconoció que una pintura de Monet que allí se expone pudo haber sido robada por los nazis al coleccionista judío francés Paul Rosenberg.

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