El choque entre Aznar y Pujol presagia un adelanto electoral

El PP estima que la legislatura no será agotada a cualquier precio

El duro e inédito ataque que el jefe del Gobierno, José María Aznar, ha dirigido a su principal socio parlamentario, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, por su reclamación del 100% de la recaudación fiscal catalana, ha revelado que no teme arriesgar la estabilidad, según fuentes gubernamentales. Aunque Aznar insiste en que agotará la legislatura, cada vez son más los que piensan en el Gobierno del PP que se siente más libre para actuar y no teme que los nacionalistas le retiren su apoyo y se vea obligado a adelantar los comicios.

El portavoz del Gobierno, Josep Piqué, subrayó ...

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El duro e inédito ataque que el jefe del Gobierno, José María Aznar, ha dirigido a su principal socio parlamentario, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, por su reclamación del 100% de la recaudación fiscal catalana, ha revelado que no teme arriesgar la estabilidad, según fuentes gubernamentales. Aunque Aznar insiste en que agotará la legislatura, cada vez son más los que piensan en el Gobierno del PP que se siente más libre para actuar y no teme que los nacionalistas le retiren su apoyo y se vea obligado a adelantar los comicios.

El portavoz del Gobierno, Josep Piqué, subrayó el viernes -tras el Consejo de Ministros y a la vista de los resultados de la encuesta del CIS, que sitúan al PP por delante del PSOE en 4,3 puntos- que Aznar pretende agotar la presente legislatura. Pero a renglón seguido aclaró que sólo será posible mientras el presidente pueda mantener la mayoría parlamentaria que le otorgan sus socios nacionalistas.El comentario de Piqué era muy oportuno porque Aznar y Pujol acababan de mantener el primer enfrentamiento directo desde que firmaron su pacto parlamentario en mayo de 1996. Aznar pretende agotar la legislatura, pero ministros y líderes del PP aseguran que no está dispuesto a hacerlo a cualquier precio.

Aznar ha aprovechado la proximidad de las elecciones catalanas en marzo y la reclamación de Pujol del 100% de la recaudación fiscal para Cataluña para regresar al discurso crítico con el nacionalismo, defender la cohesión territorial y sostener un enfrentamiento directo con su principal socio parlamentario, que había soslayado durante la legislatura. ¿Por qué Aznar se ha enfrentado directamente con su principal socio precisamente ahora cuando CiU viene planteando esta reclamación desde hace un año y el Gobierno ha evitado el debate?

Las circunstancias políticas han cambiado. Además de la proximidad de las elecciones catalanas, Aznar ha conseguido aprobar esta misma semana su principal proyecto para la legislatura, la reforma del IRPF, y tiene asegurados los Presupuestos para 1999. También se siente ahora más fortalecido por las encuestas que, a juicio del Gobierno, empiezan a reflejar que los ciudadanos aprecian la bonanza económica alcanzada con el Ejecutivo popular.

En estas condiciones, Aznar no teme, como hace tan sólo unos meses, que sus tensiones con Pujol aboquen a una inestabilidad, terminen con una retirada del apoyo parlamentario y le fuercen a un adelanto electoral una vez celebradas las elecciones catalanas. Es más, Aznar necesita ir fijando posiciones propias y desmarcarse del nacionalismo ante la cadena de comicios catalanes, municipales y autonómicos, y generales de 1999.

Despejar el horizonte

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No obstante, el horizonte electoral para Aznar se despejará en marzo. Si Pujol sigue necesitando del PP en Cataluña para asegurar una mayoría para la Generalitat, el presidente del Gobierno seguirá contando con las mismas bazas de que dispone ahora para decidir el agotamiento de la legislatura con la convocatoria a primeros del año 2000 o su adelanto a junio o al otoño próximos. Si, por el contrario, el PP deja de ser necesario para la gobernabilidad de Pujol, bien porque éste cambie de alianzas políticas y se apoye en el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) para gobernar o porque pierda las elecciones autonómicas frente al candidato socialista, Pasqual Maragall, el horizonte político nacional vendrá presidido por la inestabilidad para el Gobierno de Aznar.En este último caso es más que probable el adelanto electoral y Aznar dispondría del principal argumento para hacerlo: la inestabilidad en sus apoyos parlamentarios, como ya viene anunciando él mismo y su portavoz Piqué.

Mientras tanto, Aznar no quiere oir hablar del tema ni a sus colaboradores, partidarios del adelanto, ni en el Consejo de Ministros. Sabe que de aquí a marzo tiene el viento a su favor, que la coyuntura económica va a ser positiva, al menos hasta el segundo semestre de 1999, que en los próximos meses se va notar la rebaja del IRPF y que, en el terreno político, la progresiva consolidación de la tregua de ETA produce importantes réditos políticos.

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