Un televisor para salvar el mundo

El Enclave de Solidaridad acerca a niños y adultos a los problemas sociales

"¡Para ayudar a estos niños yo les mandaría un televisor!", afirmó convencida una alumna de segundo de primaria del colegio Fuenlabrada (del municipio del mismo nombre) durante la visita el miércoles a la exposición de fotografías de la muestra Enclave de Solidaridad. "Es muy malo vivir sin televisión", insistió la chica al mirar la foto de unos niños en un pueblo hindú.Hasta el 29 de noviembre, en el centro comercial Madrid Sur, frente a la nueva Asamblea de Madrid, se celebra el Enclave de Solidaridad, un acontecimiento social y cultural que trata de acercar a los niños así como a los adult...

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"¡Para ayudar a estos niños yo les mandaría un televisor!", afirmó convencida una alumna de segundo de primaria del colegio Fuenlabrada (del municipio del mismo nombre) durante la visita el miércoles a la exposición de fotografías de la muestra Enclave de Solidaridad. "Es muy malo vivir sin televisión", insistió la chica al mirar la foto de unos niños en un pueblo hindú.Hasta el 29 de noviembre, en el centro comercial Madrid Sur, frente a la nueva Asamblea de Madrid, se celebra el Enclave de Solidaridad, un acontecimiento social y cultural que trata de acercar a los niños así como a los adultos al mundo de la solidaridad. Además de la exposición de fotos y objetos curiosos de la vida cotidiana de pueblos indígenas y de un espacio donde están representadas diversas ONG, se desarrolla un programa de actividades orientadas a los niños con el objetivo de concienciarlos sobre los problemas sociales en el mundo. "No pretendemos que los niños salgan de aquí ya sensibilizados", aclaró la directora del proyecto, Teresa de la Sota. "Esperamos poder sembrar una semilla en los más pequeños, para que conozcan la manera de vivir en los países menos ricos y comprendan la importancia de la solidaridad".

La muestra fotográfica expone instantes de la vida infantil en pueblos africanos, asiáticos y sudamericanos, suavizando los aspectos más crudos, "para que el niño pueda darse cuenta de la diversidad cultural sin salir deprimido de la visita", según la explicación de la directora.

"Ahora sé cómo se visten los niños de estos países, qué cara tienen y que duermen junto a sus padres en una hamaca" , declaró Valentín, otro alumno del colegio Fuenlabrada.

Un gracioso guiñol se ocupa de entretener a los críos con historias de contenido humanitario. "Nos han enseñado las cosas que se hacen en estos países: por ejemplo, cómo cazan, qué instrumentos utilizan, cómo elaboran la mandioca, qué comen", comentó al término de la sesión Maite, una alumna de 11 años del colegio San José Lucero (del barrio del Lucero).

Más allá, un grupo de alumnos del mismo centro iniciaba una correspondencia con niños desconocidos, coordinada por la Fundación Intervida, que ha facilitado las direcciones y se encargará de hacer llegar los mensajes a los pueblos más remotos. "Estamos mandando una carta a Bolivia y Guatemala, para que nos respondan", dijo Cristina, una chica morena de ojos vivaces. "Yo les estoy haciendo un dibujo, espero que les guste", añadió su compañera Verónica.

"Es la primera vez en España que se organiza un evento de esas proporciones en un centro comercial", declaró Mariano Lucero, director del centro Madrid Sur y promotor del evento. "Contamos con repetirlo el año que viene en otras ciudades españolas".

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