El cerco de Sevilla no fue "tan espantoso" como el de Valencia por El Cid

La mitad de los ponentes que ayer intervinieron en la segunda jornada del congreso sobre la incorporación de Sevilla a Castilla proceden de Universidades norteamericanas. Las sesiones, moderadas por Eloy Benito Ruano, de la Academia de la Historia -institución galardonada con el Nacional de Ensayo- trataron de los roces entre historia y leyenda.

Lo de Sevilla no fue una conquista, sino un bloqueo, según uno de los ponentes del congreso. Siete siglos y medio después se maneja continuamente cl concepto de frontera, que en 1248 no aparece tan nítido como podía suponerse entre quienes pro...

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La mitad de los ponentes que ayer intervinieron en la segunda jornada del congreso sobre la incorporación de Sevilla a Castilla proceden de Universidades norteamericanas. Las sesiones, moderadas por Eloy Benito Ruano, de la Academia de la Historia -institución galardonada con el Nacional de Ensayo- trataron de los roces entre historia y leyenda.

Lo de Sevilla no fue una conquista, sino un bloqueo, según uno de los ponentes del congreso. Siete siglos y medio después se maneja continuamente cl concepto de frontera, que en 1248 no aparece tan nítido como podía suponerse entre quienes protagonizaron y sufrieron el asedio. "La conquista de Sevilla en 1248 no supuso de inmediato la gestación de ninguna frontera ni política ni militar con los taifas mudéjares próximos de Niebla, Tejada, Jerez e incluso Granada". Manuel García Fernández, profesor de Historia Medieval, matizó que ya existía entonces la noción de frontera ideológica. En la toma de Sevilla participaron unos cinco mil soldados, según estimación del profesor neoyorquino O"Callagham. "No se toma al asalto", dijo Francisco García Fitz. Fue muy distinto del cerco de Valencia por las tropas de Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido en la historia y en la literatura como El Cid Campeador. "Las prácticas del Cid en Valencia fueron espantosas. Se condenaba a muerte a quienes intentaban romper el cerco para entrar comida". Francisco García Fitz, sevillano que enseña Historia Medieval en la Universidad de Extremadura, conoce la sangre que corrió tras el Poema del Mío Cid. El ponente estudió la guerra en la obra del infante Don Juan Manuel, nieto de Fernando III, la didáctica militar en la literatura castellana de los siglos XIII y XIV o la incidencia de los conflictos jurisdiccionales en la construcción de castillos. Este profesor analizó las escaramuzas puntuales que los sevillanos hicieron contra los herberos, peones del ejército invasor castellano que se encargan de buscar pasto para alimento de los animales.

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