El Gobierno francés desconfía de las pretensiones nacionalistas vascas

La decisión de todas las tendencias del nacionalismo vasco de exigir al Gobierno español el reconocimiento de una soberanía vasca estará en el centro de las conversaciones que mantendrán mañana viernes en La Rochelle (Francia) el presidente de la República francesa, Jacques Chirac, y el presidente del Gobierno español, José María Aznar. París apoya una salida negociada al conflicto pero desconfía de la pretensión del nacionalismo de que se reconozca el derecho de autodeterminación al País Vasco.

La tregua indefinida decretada por ETA, tras la firma del acuerdo de Lizarra, es seguida con...

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La decisión de todas las tendencias del nacionalismo vasco de exigir al Gobierno español el reconocimiento de una soberanía vasca estará en el centro de las conversaciones que mantendrán mañana viernes en La Rochelle (Francia) el presidente de la República francesa, Jacques Chirac, y el presidente del Gobierno español, José María Aznar. París apoya una salida negociada al conflicto pero desconfía de la pretensión del nacionalismo de que se reconozca el derecho de autodeterminación al País Vasco.

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La tregua indefinida decretada por ETA, tras la firma del acuerdo de Lizarra, es seguida con especial atención por las autoridades francesas que han colaborado activamente en los últimos años para neutralizar la retaguardia etarra y propiciar una salida negociada al conflicto.El presidente del Gobierno, que ha agradecido reiteradamente la colaboración francesa, explicará a Chirac cómo ve el proceso iniciado por el nacionalismo vasco y los pasos que piensa dar para favorecer un final de la violencia. Aznar viajará acompañado de sus principales colaboradores en este tema, el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja; el secretario general de la Presidencia, Javier Zarzalejos, y el secretario de Estado de Seguridad, Ricardo Martí Fluxà.

París, que ha mantenido una actitud tolerante ante la reciente asamblea de exiliados vascos que han pedido que se normalice su situación en Francia, parece dispuesta a indultar a los presos etarras detenidos en cárceles francesas en el marco de un acuerdo global que cuente con el visto bueno del Gobierno español.

La buena disposición francesa termina, sin embargo, cuando se plantean reivindicaciones políticas en su propio territorio. París no parece dispuesta a crear un departamento vasco, como piden desde hace años los nacionalistas vascos, ni a implantar la cooficialidad del euskera en la enseñanza pública.

En el proyecto soberanista que nace de la declaración de Lizarra existe la voluntad de incorporar a los municipios vascofranceses a la asamblea de municipios de mayoría nacionalista de la vertiente sur de los Pirineos.

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La pacificación en el País vasco no será el único asunto de la agenda de la cumbre anual hispano-francesa que se prolongará hasta el sábado. La construcción europea, y concretamente la reforma financiera de la UE, será otro de los puntos clave en los que participará también el primer ministro francés, Lionel Jospin.

Presidencia alemana

El vicepresidente económico del Gobierno, Rodrigo Rato, y los ministros de Exteriores, Abel Matutes; Fomento, Rafael Arias Salgado y Agricultura, Loyola de Palacio, estarán presentes en unas negociaciones encaminadas a buscar una postura común ante la próxima cumbre europea de Viena, en la que comenzará despejarse el horizonte de la ampliación.Fuentes diplomáticas españolas señalaron que Madrid y París comparten una preocupación común ante la decisión del nuevo Gobierno alemán de reducir su contribución a la UE. Alemania asumirá el próximo mes de enero la presidencia de la UE, y desea reducir las subvenciones a la política agrícola común, de la que Francia es uno de los primeros beneficiarios.

España, que defiende con uñas y dientes los fondos de cohesión, se ha negado hasta el momento a aceptar cualquier techo en los gastos comunitarios hasta conocer el coste real de la ampliación y cómo será financiado.

La falta de acuerdo en el ámbito económico se extiende también al terreno de la política exterior y de seguridad común, (PESC) donde la UE tiene pendiente la designación de un portavoz, -Mr o Ms PESC [dependiendo de si es hombre o mujer]- que represente a la UE ante la comunidad internacional.

París se opone a que la Cumbre de Viena del próximo mes de diciembre designe al que será portavoz y desea que se aplace el nombramiento hasta que se conozca quién será el nuevo presidente de la Comisión Europea. Francia quiere negociar todos las designaciones en bloque para buscar un equilibrio entre las diversas instituciones.

Francia, principal inversor, proveedor y cliente de la economía española, tiene también especial interés por la proyección iberoamericana de España y es uno de los motores de la Cumbre de la UE y América Latina del año próximo.

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