La amenaza de la grúa dispara la venta de boletos de la ORA

La amenaza de la grúa ha conseguido que una norma ignorada sistemáticamente por los madrileños se empiece a cumplir. El moribundo sistema de aparcamiento restringido en la zona ORA, que obliga a pagar por aparcar el coche en las calles del centro de la ciudad, experimentó ayer una notable reanimación. El Ayuntamiento, tal y como había previsto y anunciado, envió sus grúas para que retiraran los vehículos que no presentaran el resguardo del pago. Con el miedo en el cuerpo, los automovilistas se lanzaron a comprar los billetes. La venta de boletos, a juzgar por los datos de los dueños de los...

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La amenaza de la grúa ha conseguido que una norma ignorada sistemáticamente por los madrileños se empiece a cumplir. El moribundo sistema de aparcamiento restringido en la zona ORA, que obliga a pagar por aparcar el coche en las calles del centro de la ciudad, experimentó ayer una notable reanimación. El Ayuntamiento, tal y como había previsto y anunciado, envió sus grúas para que retiraran los vehículos que no presentaran el resguardo del pago. Con el miedo en el cuerpo, los automovilistas se lanzaron a comprar los billetes. La venta de boletos, a juzgar por los datos de los dueños de los estancos que los expenden, se incrementó de forma meteórica. El dueño de una de las casetas de la EMT que abastece al barrio de Salamanca precisó a la una de la tarde: "Un día normal yo vendía 10 resguardos; hoy [por ayer] ya llevo vendidos 400".

La amenaza del Ayuntamiento de que esta vez iba en serio se cumplió: a la una y media de la tarde, una pareja de grúas patrullaba por la calle de Serrano. Y una de ellas se llevó un coche que no presentaba el boleto pertinente.

El operario de la grúa aseguró que las instrucciones recibidas por parte del Ayuntamiento consistían en peinar sobre todo las grandes arterias del barrio de Salamanca (Serrano, Velázquez y O"Donnell).

Los dueños de los más de 20 estancos consultados ayer por este periódico confirmaron que la venta de boletos nada tenía que ver con la de hace días. "Hemos vendido como el 40% más", comentaba la encargada de un estanco en la calle de Jorge Juan. "Un día cualquiera de la semana pasada no pasábamos de 20; hoy hemos expendido más de 400", añadió.

Las cifras variaban según el local: algunos hablaban de cuarenta veces más, otros, de diez veces más, y algunos, del triple, pero todos los establecimientos coincidían: los automovilistas se han creído la amenaza de la grúa y han obrado en consecuencia.

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Las grúas municipales, además de las arterias principales del barrio de Salamanca, también se ocuparon de rastrear la calle de Princesa y zonas cercanas. La operación recibió algunas críticas. Un agente que regulaba ayer el tráfico cerca de la Gran Vía comentó que la medida "no se puede aplicar". Y lo explicó: "En esta calle no hay ninguna señal que indique que estamos en zona ORA". Otro agente añadió: "Si de verdad nos pusiéramos a multar a todos los coches que no pagan el boleto, agotaríamos nuestra libreta de denuncias".Con grúa y todo, hubo quien siguió actuando igual que siempre: en un tramo de la calle de Jorge Juan (Salamanca), este periódico comprobó que sólo 20 de los 40 coches aparcados tenían la tarjeta pertinente.

Algunos estanqueros de los alrededores de Gran Vía y Princesa se negaron a vender boletos debido al poco margen de beneficios que les reporta. "Al principio, el Ayuntamiento nos permitía ganar el 10% del total de la venta de boletos; ahora, sólo nos queda el 1%", explicó uno de los comerciantes.

Un estanquero de la plaza de España señaló: "En dos años habré vendido 50; y hoy [por ayer] he vendido casi 100. La gente se ha puesto las pilas al ver a la grúa".

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