Cartas al director

Enseñanza pública

Cuando yo estudiaba en la Facultad de Filosofía, en los años setenta, nos amontonábamos en los pasillos, ventanas, tarimas, etcétera.Han pasado 20 años y hoy mi hija, alumna de segundo curso en la Facultad de Economía de la Universidad de Barcelona, se encuentra en la misma situación. ¡Han cambiado tantas cosas en 20 años en este país! Pero no una masificación asfixiante que conculca el derecho a una enseñanza digna.

No se puede aguantar toda una mañana escuchando explicaciones con dolor de espalda.

Entrando a las ocho y cuarto de la mañana, hay días que a las ocho menos veinte y...

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Cuando yo estudiaba en la Facultad de Filosofía, en los años setenta, nos amontonábamos en los pasillos, ventanas, tarimas, etcétera.Han pasado 20 años y hoy mi hija, alumna de segundo curso en la Facultad de Economía de la Universidad de Barcelona, se encuentra en la misma situación. ¡Han cambiado tantas cosas en 20 años en este país! Pero no una masificación asfixiante que conculca el derecho a una enseñanza digna.

No se puede aguantar toda una mañana escuchando explicaciones con dolor de espalda.

Entrando a las ocho y cuarto de la mañana, hay días que a las ocho menos veinte ya no se puede "ganar sitio" (así puede que a los alumnos se les pasen las ganas de ir a clase y en un par de meses "no os preocupéis que ya no habrá este problema").

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Todo esto, aunque parezca increíble, sigue pasando hoy.

¿A nuestras autoridades académicas les preocupa, más allá de la retórica, la dignificación de la enseñanza pública?- . .

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