Los preparativos de la nueva pista obligan a reducir un 12% los vuelos de Barajas

El aeropuerto de Barajas se prepara para un nueva etapa de crisis. Del 8 al 16 de octubre próximos, entre el 5% y el 12% de todos los vuelos diurnos (los que parten entre las ocho de la mañana y las ocho de la tarde) tendrán que ser reubicados en otros horarios o directamente cancelados, a causa de una regulación temporal del espacio aéreo. Lo que significa modificar o suprimir entre 40 y 80 vuelos cada mañana. Sólo las operaciones programadas en horario nocturno resultarán menos dañadas: únicamente serán cancelados entre el 2% y el 5% de los vuelos (entre 10 y 20 operaciones). Estas restricci...

El aeropuerto de Barajas se prepara para un nueva etapa de crisis. Del 8 al 16 de octubre próximos, entre el 5% y el 12% de todos los vuelos diurnos (los que parten entre las ocho de la mañana y las ocho de la tarde) tendrán que ser reubicados en otros horarios o directamente cancelados, a causa de una regulación temporal del espacio aéreo. Lo que significa modificar o suprimir entre 40 y 80 vuelos cada mañana. Sólo las operaciones programadas en horario nocturno resultarán menos dañadas: únicamente serán cancelados entre el 2% y el 5% de los vuelos (entre 10 y 20 operaciones). Estas restricciones vienen obligadas porque Barajas estrenará nuevo espacio aéreo el día 8, a causa de la próxima puesta en marcha de su tercera pista. Los controladores necesitan una semana para familiarizarse con las nuevas condiciones. Por ello, y durante siete días, el tráfico habitual tendrá que reducirse. Las compañías aéreas ya han sido avisadas de la obligatoriedad de disminuir el número de vuelos programados hasta que los controladores aprendan las nuevas maniobras de aproximación.Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), organismo público que gestiona los aeródromos, comunicó a principios de este mes a todas las aerolíneas que debían reducir sus operaciones. Con esta notificación se intenta evitar el enorme colapso que sufrió el aeropuerto en junio pasado, cuando se puso en marcha un innovador sistema informático y hubo que reducir el número de vuelos. Sin embargo, en aquel momento, las aerolíneas no fueron avisadas con tiempo; por ello siguieron vendiendo billetes como si el aeropuerto funcionase al cien por cien. El Ministerio de Fomento no quiere que nada parecido vuelva a suceder.

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