La marginación de Duran al octavo puesto "envenena" las listas electorales de CiU

Unió cerró ayer una crisis y abrió una herida. Convergència se negó a que Josep Antoni Duran ocupara el segundo puesto en las listas electorales para las autonómicas y sus socios, aplicando a rajatabla los mecanismos de la coalición, decidieron terminar con el debate relegando a su propio líder a la octava plaza. De esta forma, la marginación de Duran dentro de CiU quedará expuesta de forma sangrante ante los electores. "Era la única solución posible, porque la ruptura no es deseable", comentó Duran.

CiU cumplió ayer veinte años. Pero no hubo celebración, sino "desencanto y frustración"...

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Unió cerró ayer una crisis y abrió una herida. Convergència se negó a que Josep Antoni Duran ocupara el segundo puesto en las listas electorales para las autonómicas y sus socios, aplicando a rajatabla los mecanismos de la coalición, decidieron terminar con el debate relegando a su propio líder a la octava plaza. De esta forma, la marginación de Duran dentro de CiU quedará expuesta de forma sangrante ante los electores. "Era la única solución posible, porque la ruptura no es deseable", comentó Duran.

CiU cumplió ayer veinte años. Pero no hubo celebración, sino "desencanto y frustración" en el consejo nacional de Unió, en palabras del portavoz del partido, Eugeni Pérez-Mo-reno. Fracasado el intento de situar a Duran Lleida en el segundo puesto de la lista de CiU para las autonómicas, el máximo órgano de Unió optó por seguir el manual: dado que les correspondía designar al tercero y octavo de la lista de la coalición, y que el tercero suele considerarse candidato a la presidencia del Parlamento, asignaron esa plaza al presidente del partido, Joan Rigol. El líder, Duran, optó por la octava.De esta forma, Unió cede toda la responsabilidad del desaguisado a sus compañeros de coalición.

Cuando el electorado se pregunte por qué Duran, universalmente considerado número dos de CiU por detrás de Jordi Pujol, ocupa un puesto tan oscuro, Unió podrá traspasar toda la responsabilidad a Convergència y al propio Pujol. El presidente de CDC y de la Generalitat sólo estaba dispuesto a aceptar a Duran como segundo si los órganos de gobierno de Unió se comprometían a ceder en el futuro (es decir, en el pospujolismo) la primera plaza de la coalición a un militante convergente, fuera quien fuera. "Un partido no puede aceptar decisiones que limiten su soberanía presente y futura", explicó Unió en un comunicado.

La reunión del Consejo Nacional de Unió fue inusualmente concurrida, larga y tensa. "Hubo quien propuso que siguiéramos exigiendo el segundo puesto, y también hubo quien propuso la ruptura con CDC. Pero lo primero era inviable y lo segundo, la ruptura, no era deseable. Por eso se optó por la única solución posible", explicó Duran.

Tanto Rigol como el propio Duran subrayaron que Unió apostaba por mantener la coalición "tantos años como sea posible", pero añadieron que hacía falta renovarla "a fondo". Hoy le tocará al consejo nacional de Convergència encajar la decisión de sus socios y simular que, tras 20 años, todo va bien en CiU.

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