El principal acuífero ocupa un 30% de la superficie regional y puede abastecer a un millón de personas

Bajo los pies de los madrileños se esconde un gigantesco acuífero de 2.500 kilómetros cuadrados, lo que supone aproximadamente un 30% de la superficie de la Comunidad de Madrid. Los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente llevan un año analizando sus límites y la calidad de sus aguas. Los primeros estudios han revelado que el líquido goza de un estado "aceptable", aunque se han detectado puntos con niveles significativos de hierro, manganeso y arsénico. No obstante, "no se debe alarmar a los consumidores", según manifiesta el director general de Calidad Ambiental, Ignacio López-Galiacho, y...

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Bajo los pies de los madrileños se esconde un gigantesco acuífero de 2.500 kilómetros cuadrados, lo que supone aproximadamente un 30% de la superficie de la Comunidad de Madrid. Los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente llevan un año analizando sus límites y la calidad de sus aguas. Los primeros estudios han revelado que el líquido goza de un estado "aceptable", aunque se han detectado puntos con niveles significativos de hierro, manganeso y arsénico. No obstante, "no se debe alarmar a los consumidores", según manifiesta el director general de Calidad Ambiental, Ignacio López-Galiacho, ya que la contaminación procede de "procesos naturales y de la corrosión de las tuberías de agua potable, no de las industrias".El acuífero detrítico de Madrid es la principal reserva de agua en caso de sequía. De él se extraen anualmente 65 hectómetros cúbicos de agua, de los que un 70% se destina al mantenimiento de diferentes urbanizaciones y jardines. Los municipios de Pozuelo, Brunete, Madrid, Móstoles y Boadilla son los principales usuarios de esta reserva, con un consumo anual superior a los cinco hectómetros cúbicos cada uno.

Los estudios demuestran que del acuífero detrítico se pueden extraer anualmente 125 hectómetros cúbicos (lo que consumen un millón de madrileños al año) sin "provocar descensos pronunciados en las áreas de bombeo, decaimientos en los caudales de los pozos y afecciones a los cauces superficiales".

Los técnicos han determinado que, en algunos puntos, la profundidad del acuífero supera los tres kilómetros. En las zonas profundas la contaminación es prácticamente nula.

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