Corea del Norte lanza un misil a Japón en un acto de fuerza
Corea del Norte disparó ayer un misil balístico de dos etapas hacia el mar de Japón en lo que parece ser una demostración de fuerza hacia Occidente. La cabeza del misil cayó al mar en la madrugada de ayer, a unos 300 kilómetros al sureste del puerto ruso de Vladivostok y al noroeste de Japón. Según el Ministerio de Defensa japonés, el resto del artefacto habría caído al océano Pacífico tras haber sobrevolado Japón.El misil fue disparado desde la costa oriental norcoreana a pocas jornadas de que el país conmemore, el 9 de septiembre, el cincuentenario de su creación. Ese mismo día, Kim Jong-Il,...
Corea del Norte disparó ayer un misil balístico de dos etapas hacia el mar de Japón en lo que parece ser una demostración de fuerza hacia Occidente. La cabeza del misil cayó al mar en la madrugada de ayer, a unos 300 kilómetros al sureste del puerto ruso de Vladivostok y al noroeste de Japón. Según el Ministerio de Defensa japonés, el resto del artefacto habría caído al océano Pacífico tras haber sobrevolado Japón.El misil fue disparado desde la costa oriental norcoreana a pocas jornadas de que el país conmemore, el 9 de septiembre, el cincuentenario de su creación. Ese mismo día, Kim Jong-Il, hijo y heredero del desaparecido presidente Kim Il-Sung, deberá asumir oficialmente la presidencia del país.
El disparo podría ser una advertencia por parte de Corea del Norte para presionar a EEUU, ya que las entregas de petróleo y el programa de construcción de dos reactores prometidos a cambio de congelar el programa nuclear norcoreano se han retrasado, según los expertos. En este sentido, el consorcio internacional, que encabeza EEUU, encargado de la construcción de esos reactores suspendió ayer la financiación del proyecto tras el incidente del misil.
El primer ministro japonés, Keizo Obuchi, declaró estar considerando tomar medidas en respuesta al disparo. Desde Moscú, un alto cargo del Ejército ruso aseguró que el lanzamiento había sido "un accidente". Sin embargo, en Washington, el Pentágono consideró el hecho como "un incidente serio", pero no sorprendente.