Cartas al director

Más ruidos

Discurre el mes de agosto en Madrid cuando el calor más aprieta, algunas calles están semidesiertas, circulan pocos vehículos y se puede escuchar, como nunca y por única vez al año, la tranquilidad. Son las 16.30 y me apetece lo que a muchas personas, echarme una tradicional siesta, pero ocurre que a punto de conciliar el sueño, escucho un estridente sonido: traca-traca, traca-traca... y claro está que son los repartidores del butano que, como todos los días, golpean las botellas entre sí para avisar a los vecinos de su presencia, y esto también se ha hecho habitual.Así pues, a una de las ciud...

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Discurre el mes de agosto en Madrid cuando el calor más aprieta, algunas calles están semidesiertas, circulan pocos vehículos y se puede escuchar, como nunca y por única vez al año, la tranquilidad. Son las 16.30 y me apetece lo que a muchas personas, echarme una tradicional siesta, pero ocurre que a punto de conciliar el sueño, escucho un estridente sonido: traca-traca, traca-traca... y claro está que son los repartidores del butano que, como todos los días, golpean las botellas entre sí para avisar a los vecinos de su presencia, y esto también se ha hecho habitual.Así pues, a una de las ciudades más ruidosas de Europa, le ponemos esta guinda de decibelios. Y esto ¿quién lo insonoriza? Claro que hoy, para relajarme, me he entretenido exponiendo esta situación. El camión de reparto está ahora en la otra calle.-

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