Cartas al director

Nueva propuesta para el metro

Tras un magnífico fin de semana veraniego nos esperaba la primera sorpresa del lunes como una maldición, que nos hacía recordar el día que era y la hora, y lo que nos esperaba.El Metro de Madrid no estaba dispuesto a que los ciudadanos, que como todos los días tomamos este medio de transporte para acudir a nuestro trabajo, pudiéramos disfrutar de un mes de agosto más tranquilo, ante la ausencia de veraneantes, estudiantes, etcétera.

El servicio se había restringido drásticamente, así que muchos llegamos tarde al trabajo, no demasiado importante dado el buen ambiente que hay actualmente ...

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Tras un magnífico fin de semana veraniego nos esperaba la primera sorpresa del lunes como una maldición, que nos hacía recordar el día que era y la hora, y lo que nos esperaba.El Metro de Madrid no estaba dispuesto a que los ciudadanos, que como todos los días tomamos este medio de transporte para acudir a nuestro trabajo, pudiéramos disfrutar de un mes de agosto más tranquilo, ante la ausencia de veraneantes, estudiantes, etcétera.

El servicio se había restringido drásticamente, así que muchos llegamos tarde al trabajo, no demasiado importante dado el buen ambiente que hay actualmente en los centros de trabajo. Y lo que es más, carreras para entrar en los vagones, ya que también habían reducido éstos.

Al regreso de sus vacaciones preguntaré a mi vecina Matilde cómo es el metro en El Cairo, la capital egipcia, si la gente allí también tiene que empujarse, aplastarse unos contra otros, apreciar la diversidad de sudoración humana u observar las diversas temperaturas corpóreas de aquella parte del planeta.

A una crítica se debe aportar una solución, ésta es la mía: el responsable de este trato indigno a los dignos trabajadores debería hacer unos magníficos contratos basura para que en las horas punta nos ayuden a tomar el tren empujándonos suavemente, profesionalmente, con el fin de evitar movimientos más bruscos de codos, tacones, etcétera, que nos haga más dulce este comienzo de jornada hacia nuestro castigo divino.

Estos responsables de la comodidad del viajero, deberán llevar unos convenientes guantes que deberán ser cambiados cada 20 minutos con el fin de que no queden señaladas sus manos en nuestros vestidos.

También propongo que quien ha tomado esta decisión, como no dudo que lo habrá hecho con toda la buena voluntad del mundo y pensando que es lo mejor para todos, pueda disfrutar de todas estas maravillas que nos ofrece, para lo cual se le dará un puesto de trabajo y sueldo de vigilante jurado durante un tiempo de cuatro meses, con el fin de que conozca un poco más la realidad de esta ciudad, y pueda con el tiempo ofrecernos un mundo un poquito mejor.-

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