Cartas al director

Guarramillas

En el origen era una nava cerrada; tampoco hay que ser un experto para saber que de ahí le viene el nombre. En los años veinte, la nava, antecima del puerto entre Madrid y Segovia, empezó a ser pulmón para los madrileños, sobre todo cuando se llevó hasta la hondonada el tren que sube desde Cercedilla.En los años sesenta, con el desarrollo del país, también lo hicieron los deportes de invierno, y llegó a construirse el telesilla de La Mancha, de vida efímera. Y, por desgracia, se construyeron demasiados edificios alrededor de la estación, pero eso ya no tiene arreglo.

Navacerrada y su en...

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En el origen era una nava cerrada; tampoco hay que ser un experto para saber que de ahí le viene el nombre. En los años veinte, la nava, antecima del puerto entre Madrid y Segovia, empezó a ser pulmón para los madrileños, sobre todo cuando se llevó hasta la hondonada el tren que sube desde Cercedilla.En los años sesenta, con el desarrollo del país, también lo hicieron los deportes de invierno, y llegó a construirse el telesilla de La Mancha, de vida efímera. Y, por desgracia, se construyeron demasiados edificios alrededor de la estación, pero eso ya no tiene arreglo.

Navacerrada y su entorno constituyen un espacio natural para todos los habitantes del centro de la Península, principalmente, por razones demográficas, de Madrid y su alfoz. Pero en los últimos años, cada vez que se habla o se interviene en el puerto, parece que actúan personas que no saben nada de su idiosincrasia. En las nevadas de hace tres años, ya dijo Pepe Arias: "Parece que estén hablando de Alicante".

Ahora, en mi opinión con buen criterio, se quiere ampliar el telesilla más antiguo, el de Guarramillas, y, por ende, el refugio -que hace 30 años que no es un refugio, sino un bar; el refugio, cuando lo hubo, era la casamata inutilizada del telesilla que llevaba hasta la misma Bola del Mundo-. En el pertinente letrero se indica, con nombres, pelos y señales, quiénes dirigen la obra del telesilla cuatriplaza desembragable, y entre los nombres del crédito figura el de un experto en ecología. Si se patea el terreno, no se ve un destrozo añadido al que ya se ha hecho irreversiblemente: sólo unas pequeñas zanjas para enterrar las columnas que soportarán las sillas; el resto, como se sabe, irá enterrado, y unos cables que sustituirán a los del viejo telesilla.

Pero es que el puerto genera trabajo todos los inviernos. Y los restauradores de la zona están al borde de la ruina. Navacerrada es lo que es, y hay que desarrollarla en límites razonables, que, desde luego, pasan por construir en sus mejores laderas un telesilla moderno.

Para terminar, conviene dejar claro que no trabajo ni vivo del puerto y no tengo intereses económicos en la zona. Sólo llevo unos 40 años subiendo a él a practicar el montañismo y el esquí, y me gustaría poder esquiar en sus laderas.

Por cierto, ¿el límite del parque regional de la Cuenca Alta del Manzanares acaba en el borde occidental de la provincia de Segovia o lo alargamos hasta la de Valladolid? Porque si el parque llega hasta Guarramillas, habrá que demoler de inmediato el repetidor de televisión, que está un kilómetro más cerca del nacimiento del río.- .

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