ESTAMPAS

Jean Dieuzaide

La época dorada de la fotografía, entre los años cincuenta y comienzos de los ochenta, busca en los derroteros de la vida cotidiana su razón de ser. La Europa del Sur se convierte en un laboratorio de imágenes trascendentes, que perduran en la iconografía colectiva de una época. Es nuestro ayer mas cercano pero de rabiosa actualidad y viveza. Se acuñaron muchos títulos para definir este subconsciente colectivo, pero uno sobresale: Mediterráneo. Jean Dieuzaide es uno de sus máximos exponentes. Convertido en periodista casi por obligación -contó con su cámara la liberación en 1944 de la ciudad ...

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La época dorada de la fotografía, entre los años cincuenta y comienzos de los ochenta, busca en los derroteros de la vida cotidiana su razón de ser. La Europa del Sur se convierte en un laboratorio de imágenes trascendentes, que perduran en la iconografía colectiva de una época. Es nuestro ayer mas cercano pero de rabiosa actualidad y viveza. Se acuñaron muchos títulos para definir este subconsciente colectivo, pero uno sobresale: Mediterráneo. Jean Dieuzaide es uno de sus máximos exponentes. Convertido en periodista casi por obligación -contó con su cámara la liberación en 1944 de la ciudad de Toulouse- se especializó como reportero humanista. Apareció en el Sacromonte granadino en 1951, donde realizó la imagen que hoy comentamos. La luz rasante se encarga de subrayarnos quién es la protagonista de este atardecer y quiénes secundan en la sombra la espontánea gestualidad del coro. Las caras en sombras ríen nerviosas sorprendidas por el fotógrafo. La protagonista desvía consciente la mirada a lugares de nadie mientras la fuerza de su pecho atrae, con poder, la narración minuciosa de la escena, centro desde el que recorremos las miradas de cortedad, las risas, el traje de la madonna, el lazo de la niña, el alambre de espino que separa las sombras. Contrastes de Ribera con luz mediterránea.

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