Tribuna:

Confederados

Ante los desafíos electorales autonómicos, los partidos nacionalistas han rediseñado el horizonte y han pasado de la autonomía a la confederación, sin parar en la estación federal. Los electores disponen así de una nueva chuchería del espíritu y durante los próximos años se discutirá confederación sí, confederación no en las tertulias radiofónicas, con las habituales descalificaciones de Arzalluz, para eso está, y el recurso de pedirle a Mayor Oreja la verdad, como poseedor que es del canon teológico-unitario de España.Puede dudarse de la oportunidad del lanzamiento del ovni confederal, coinci...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Ante los desafíos electorales autonómicos, los partidos nacionalistas han rediseñado el horizonte y han pasado de la autonomía a la confederación, sin parar en la estación federal. Los electores disponen así de una nueva chuchería del espíritu y durante los próximos años se discutirá confederación sí, confederación no en las tertulias radiofónicas, con las habituales descalificaciones de Arzalluz, para eso está, y el recurso de pedirle a Mayor Oreja la verdad, como poseedor que es del canon teológico-unitario de España.Puede dudarse de la oportunidad del lanzamiento del ovni confederal, coincidente con el nacimiento del primer nieto del Rey, habida cuenta de que confederación equivale a república, porque en la teología del Estado un rey no puede confederarse con un presidente de autonomía y o le llamamos Su Majestad Confederal o creamos una confederación global de monarquías residuales para que los reyes establezcan las necesarias sintonías. Mientras los parteros se ponían de acuerdo sobre la longitud del príncipe, que si cincuenta centímetros, que si sesenta, los lendakaris preparaban un sonoro toque de atención que ha dejado a contrapié a los partidos llamados estatales, el PSOE, PP, PCE. Socialistas y comunistas habían proclamado su apoyo al sentimiento federal de la Vida y la Historia, pero ahora se les exige que se pronuncien sobre la confederación, duro replanteamiento de la ingeniería genética del Estado pos-franquista en el que vivimos.

Toda una vida comprometiéndonos con opciones cautelosas para que no pueda instrumentalizarlas el enemigo y ahora hay que pronunciarse sobre la confederación. Soy vagamente federalista y cardiópata y llego a la conclusión de que el reclamo de la confederación es demasiado fuerte para mi capacidad de correr detrás de las palabras sagradas.

Archivado En