Chirac intenta capitalizar políticamente la imagen ganadora de Francia

A rebufo del vendaval de optimismo que sacude el país, el presidente Jacques Chirac se proclamó ayer valedor de la "imagen ganadora de Francia" y del "deseo de unión, cohesión y fuerza", mostrado estos días por los millones de ciudadanos que festejaron en las calles la victoria obtenida en el Campeonato Mundial de Fútbol. La jornada de ayer, 14 de julio, fiesta nacional en Francia, no pudo ser más propicia para que el jefe del Estado francés resaltara su protagonismo institucional y transmitiera las "lecciones" que ofrece el sonado triunfo deportivo.Por la mañana, en su calidad de jefe de las ...

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A rebufo del vendaval de optimismo que sacude el país, el presidente Jacques Chirac se proclamó ayer valedor de la "imagen ganadora de Francia" y del "deseo de unión, cohesión y fuerza", mostrado estos días por los millones de ciudadanos que festejaron en las calles la victoria obtenida en el Campeonato Mundial de Fútbol. La jornada de ayer, 14 de julio, fiesta nacional en Francia, no pudo ser más propicia para que el jefe del Estado francés resaltara su protagonismo institucional y transmitiera las "lecciones" que ofrece el sonado triunfo deportivo.Por la mañana, en su calidad de jefe de las Fuerzas Armadas, Chirac presidió el gran desfile militar destinado este año a mostrar las unidades diseñadas especialmente para la intervención en conflictos internacionales.

En medio del despliegue de los blindados y de la exhibición artillera, con los cazas sobrevolando los Campos Elíseos bajo un cielo trazado con los colores de la bandera, Jacques Chirac, pareció encarnar ayer la imagen misma del éxito y de la fortaleza francesa, ante una multitud de 150.000 personas que conservaban el triunfo futbolístico muy fresco en la memoria. La escena que mostraba al presidente, de pie sobre el vehículo militar, llevó a algunos políticos de la oposición a deslizar el comentario irónico de que a Chirac sólo le faltó ayer desfilar con un balón de fútbol en una mano y con la Copa del Mundo en la otra.

El jefe de Estado francés exhibió, de hecho, el supremo trofeo durante la multitudinaria recepción que horas más tarde ofreció en el palacio del Elíseo en un ambiente marcado por la presencia de los jugadores y el cuerpo técnico de la selección. Seguro de sí mismo, confortado por las encuestas de opinión que le otorgan altas cotas de popularidad, muy cerca de las que ocupa el primer ministro, Lionel Jospin, el presidente capitalizó a fondo la idea que le presenta como el entrenador de ese gran equipo de Francia, el que forman los 60 millones de ciudadanos.

Chirac se explayó a gusto sobre todas las cuestiones de actualidad en una entrevista de 55 minutos concedida al alimón al TF1 y France 2 y transmitida en directo. Sus declaraciones, escasamente críticas con el Gobierno de "la izquierda plural", sobre todo si se comparan con las descalificaciones vertidas hace un año en el mismo escenario, estuvieron teñidas del propósito de colocarse por encima de todo interés o discusión partidarios, pero sin abdicar de su familia política, el RPR, y mucho menos de su condición de líder natural de la derecha.

Por el contrario, el jefe del Estado hilvanó la imagen de la Francia ganadora, la pluralidad racial de la selección -"este equipo tricolor y multicolor a la vez", dijo-, la necesidad de cohesión social y las ansias de unidad para invitar a la desmembrada derecha a unirse en torno a él y construir una alternativa al socialismo triunfante. "Tal y como ha mostrado la selección de Francia", dijo, "las victorias políticas del futuro se jugarán y obtendrán en equipo".

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