Un hombre arroja a contenedores de Vigo los cadáveres de una mujer y un bebé

Los contenedores de basura de la calle de Chile, en Vigo, ocultaban los cadáveres de una mujer de 22 años y un bebé, que se supone su hijo. La policía los descubrió a primera hora de la mañana de ayer tras ser alertada por varios transeúntes, que vieron a un hombre cargando con un gran bulto envuelto en una manta. La víctima, Laura Elizabeth Djurkiewicz, española aunque de origen alemán, vivía con el pequeño en una casa de okupas de la zona. La policía busca a su novio, cuya descripción coincide con la del individuo que portaba la siniestra carga. En principio, han sido detenidos otros cuatro ...

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Los contenedores de basura de la calle de Chile, en Vigo, ocultaban los cadáveres de una mujer de 22 años y un bebé, que se supone su hijo. La policía los descubrió a primera hora de la mañana de ayer tras ser alertada por varios transeúntes, que vieron a un hombre cargando con un gran bulto envuelto en una manta. La víctima, Laura Elizabeth Djurkiewicz, española aunque de origen alemán, vivía con el pequeño en una casa de okupas de la zona. La policía busca a su novio, cuya descripción coincide con la del individuo que portaba la siniestra carga. En principio, han sido detenidos otros cuatro okupas que compartían la vivienda con la asesinada.

Dos mujeres que circulaban en coche por la calle de Chile -a escasos metros del Ayuntamiento- hacia las 9.30 hicieron algunas bromas sobre el tamaño del bulto que transportaba un joven rubio, con el pelo rapado, pantalón marrón y camisa de rayas. Sólo, eso sí, hasta que entre los pliegues de la manta que lo cubría se deslizó un brazo. Dos vecinos contemplaron la misma escena desde sus ventanas y avisaron a la policía.Junto al contenedor había un pequeño charco de sangre, y el presunto asesino -que a la brutalidad habría unido una asombrosa indiscreción- tampoco puso demasiado cuidado en tapar un pierna que sobresalía ligeramente entre las rendijas de la tapa. Algunos no pudieron resistir la curiosidad y, antes de que llegasen los agentes, se aventuraron a echar un vistazo por dentro.

Laura Elizabeth estaba desnuda y presentaba una herida en el cuello e incisiones en todo el cuerpo con la apariencia de haber sido causadas con un machete. La policía también inspeccionó el resto de los contenedores de la calle y en uno halló el cadáver de un niño, de entre uno y dos años, vestido con una camiseta y un pañal. Según la primera impresión, pudo morir por asfixia.

Los okupas se habían cobijado desde hace año y medio en una vivienda unifamiliar abandonada y cercana al lugar en el que fueron dejados los cuerpos. Laura había llegado con el bebé hace dos meses, pero los vecinos la conocían de antes porque tocaba el violín en la calle y a veces les pedía alimentos. En el centro municipal de acogida de la mujer también sabían de ella porque había acudido para pedir consejo. En ese centro la daban por desaparecida desde el pasado 28 de mayo. Mantenía relaciones con un joven cuya descripción coincide con la del hombre que portaba el cadáver. Algunos vecinos dicen haber oído la noche anterior una bronca en la casa de los okupas.

Los agentes no encontraron al novio de Laura en la vivienda y detuvieron a los otros cuatro inquilinos. La hipótesis policial es que se trata de un crimen pasional del que sería autor el huido. Decenas de vigueses asistieron a última hora de ayer a una concentración en protesta por el asesinato convocada por la concejal de Servicios Sociales, Maite Fernández, y apoyada por grupos feministas.

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