Un pionero de la automoción

La inauguración del museo Eduardo Barreiros permite saldar una deuda que España tenía pendiente con uno de los pioneros de la automoción en nuestro país. Nacido en 1919 en la pequeña aldea orensana de Gundiás, este hombre emprendedor y visionario comienza a los 20 años a reconstruir autobuses de línea y a fabricar gasógenos en un pequeño taller.Al acabar la guerra civil española, compra en una subasta del Ejército del Aire dos camiones Krupp alemanes, vehículos caracterizados por sus robustos motores, y, después de estudiarlos minuciosamente, llega a la conclusión de que podían resistir la pre...

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La inauguración del museo Eduardo Barreiros permite saldar una deuda que España tenía pendiente con uno de los pioneros de la automoción en nuestro país. Nacido en 1919 en la pequeña aldea orensana de Gundiás, este hombre emprendedor y visionario comienza a los 20 años a reconstruir autobuses de línea y a fabricar gasógenos en un pequeño taller.Al acabar la guerra civil española, compra en una subasta del Ejército del Aire dos camiones Krupp alemanes, vehículos caracterizados por sus robustos motores, y, después de estudiarlos minuciosamente, llega a la conclusión de que podían resistir la presión de los motores diesel. Contra la opinión de algunos expertos, que aseguraron que ni siquiera lograría el encendido, Barreiros se aferró a su idea y consiguió el éxito. Animado por este hallazgo, da otro paso adelante y transforma los motores de 5.000 camiones rusos 3HC -llamados familiarmente Tres Hermanos Comunistas- que habían abandonado los soviéticos tras la guerra.

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El proyecto industrial crece sin parar. En 1951 da el salto a Madrid y alquila unos talleres en Villaverde por 50.000 pesetas mensuales. Nació entonces Galicia Industrial, que pronto pasaría a denominarse Barreiros Diesel, SA. La gran expansión de la firma se produce entre 1954 y 1966. En ese periodo gana con un camión todoterreno un concurso en Portugal, en competencia con firmas estadounidenses, británicas y francesas. La compañía pasa de 150 trabajadores a una plantilla de 12.000.

En 1965 Eduardo Barreiros recibe la medalla de oro al mérito en el trabajo y levanta nuevas plantas para construir los modelos Simca 1000 y Dodge Dart. Un año antes había llegado a un acuerdo con Chrysler por el que cedía a la compañía norteamericana un 40% de su empresa y abría al mismo tiempo las puertas para el mercado internacional. Su trabajo se reconoce en el extranjero. The New York Times le cita entre los seis empresarios con más éxito fuera de Estados Unidos y Bussines Week le llama "el rey Midas español".

El embargo comercial que Estados Unidos impuso en los sesenta a varios países de Latinoamérica frenó bruscamente la expansión de Barreiros, hasta el punto de que el empresario orensano vende su participación a Chrysler y pasa a centrar sus esfuerzos en la maquinaria agrícola y de obras públicas. En 1980 crea un laboratorio para investigación sobre motores diesel. Poco después, con uno de sus motores gana un concurso convocado por el Gobierno cubano, y su talante emprendedor se traslada al país caribeño, donde lleva adelante el proyecto de construir un motor llamado Taino.

Así, este hombre que fue acusado en España de ser favorecido por Franco, desarrolla con éxito en el país gobernado por Fidel Castro una industria de motores en la que tenía a su cargo 12.000 trabajadores hasta su muerte en La Habana, en febrero de 1992.

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