Tribuna:

Carril Bici

Barcelona tiene kilómetros de carril bici. Otra cosa es que los ciclistas puedan utilizarlos. Varios lectores partidarios del vehículo sin motor se quejan de que el Ayuntamiento les reserva espacio en vano y coinciden en apuntar tres calles como puntos especialmente okupados por otros conductores. Los carriles para bicicletas de las calles de Diputació y Consell de Cent y el carri-bici de la avenida de Josep Tarradellas. En los dos primeros casos, los okupas son de dos tipos: vehículos de carga y descarga que no utilizan los chaflanes y taxistas que se apropian del espacio reservado para los ...

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Barcelona tiene kilómetros de carril bici. Otra cosa es que los ciclistas puedan utilizarlos. Varios lectores partidarios del vehículo sin motor se quejan de que el Ayuntamiento les reserva espacio en vano y coinciden en apuntar tres calles como puntos especialmente okupados por otros conductores. Los carriles para bicicletas de las calles de Diputació y Consell de Cent y el carri-bici de la avenida de Josep Tarradellas. En los dos primeros casos, los okupas son de dos tipos: vehículos de carga y descarga que no utilizan los chaflanes y taxistas que se apropian del espacio reservado para los ciclistas. En el caso de la avenida de Josep Tarradellas, los okupantes son mayoritariamente motoristas. Los lectores perjudicados lamentan la ausencia de la Guardia Urbana que defienda sus derechos. Uno de ellos recuerda que la existencia del carril bici es una conquista ganada poco a poco y no sin esfuerzo. La primera vez que los ciclistas reivindicaron un espacio propio fue en 1983 y el Ayuntamiento de Barcelona no se sumó a la iniciativa. Fue ya a finales de la pasada década cuando Pasqual Maragall se apuntó a pedalear y empezó una política decidida de defensa de los ciclistas. Política que se está quedando, apunta un ciclista muy quemado, en puro gasto de pintura, porque los motorizados no respetan el carril bici. Un portavoz municipal reconoce que estas agresiones se dan con harta frecuencia pero matiza que el carril bici no es un espacio para uso exclusivo de ciclistas, tesis que ya sustiveron en 1984 los entonces responsables de la policía local barcelonesa. La solución, aporta el portavoz, es tolerancia. Tolerancia que, de hecho, sólo resulta exigible a una parte, del ciclista hacia los invasores, sobretodo si éstos lo son estrictamente por caradura. Los intentos por saber si la Guardia Urbana ha multado a alguien por invadir un carril bici han sido vanos. Como tantas otras preguntas hechas a los responsables de este organismo, la respuesta recibida es que los datos, al menos en ese momento, no están disponibles. Los lectores aseguran que los únicos carriles para bicicletas que, al final, resultan operativos, son los que han sido arañados a espacios antes destinados al peatón. Un ejemplo, el que recorre parte de la Diagonal. Un paseo cuya parte central es para bicis, mientras que a un lado aparcan motos y en el otro hay un parterre. La pregunta es ¿por dónde tienen que andar los peatones?Un taxi circulando por el carril bici en la calle Diputació.

ARDUINO VANUCCHI

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