Entrevista:

«Con el euro vigilaremos aún más las ayudas públicas»

El comisario europeo de la Competencia, Karel van Miert (Oud-Turnhout, Bélgica, 1942), constituye la personificación comunitaria del socialismo liberal. Ex dirigente del PS de su país, forma parte de la Comisión Europea desde 1989, primero como responsable de Transportes y desde 1993 en su actual cartera. Duro fajador contra los monopolios, aunque sean de su país, califica de «éxito» la llegada del euro, pese a las tensiones políticas que la han rodeado, y alerta de que con ella será necesaria una mayor vigilancia, si cabe, sobre las ayudas públicas que distorsionan la competencia....

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El comisario europeo de la Competencia, Karel van Miert (Oud-Turnhout, Bélgica, 1942), constituye la personificación comunitaria del socialismo liberal. Ex dirigente del PS de su país, forma parte de la Comisión Europea desde 1989, primero como responsable de Transportes y desde 1993 en su actual cartera. Duro fajador contra los monopolios, aunque sean de su país, califica de «éxito» la llegada del euro, pese a las tensiones políticas que la han rodeado, y alerta de que con ella será necesaria una mayor vigilancia, si cabe, sobre las ayudas públicas que distorsionan la competencia.Pregunta. Los líderes de la UE alumbraron el euro el pasado fin de semana entre polémicas. ¿Nace con hipotecas?

Respuesta. Pese a las tensiones de la última cumbre, la llegada del euro constituye un éxito. Es un logro histórico y decisivo.

P. La moneda única fue anticipada por los mercados financieros ¿Cómo se ha anticipado en el ámbito de la competencia?

R. En el aumento de la concentración de empresas, que seguirá con la concentración de bancos. Hace cuatro años, la Comisión, que sólo es responsable en casos de grandes fusiones, examinaba poco más de 50 casos al año. En 1997 fueron 170. Y este año superarán los 200.

P. ¿En qué sentido culminará el Mercado Único?

R. Estimulará un ambiente de mayor transparencia del mercado interior, que ahora es todavía muy oscuro, complicado y con sectores que funcionan mal, como el del automóvil. Por vez primera habrá una auténtica transparencia de precios más allá de las fronteras nacionales, lo que incrementará la presión competitiva en toda la Unión. Algunas empresas podrán verse tentadas a adoptar medidas anticompetitivas a fin de mantener su posición en el mercado. Deberemos asegurar que las reglas europeas de la competencia y, en particular las reglas aplicables a las ayudas públicas, se apliquen con igual rigor en toda la Unión. Así lograremos que una mayor competencia transfronteriza se traduzca en una mayor competitividad de la industria europea.

P. La política de competencia funciona, pero Europa carece de una auténtica política industrial.

R. De los sectores liberalizados se ocupa el mercado, aunque bajo nuestra vigilancia y sometidos a nuestras reglas, porque el mercado por sí solo es insuficiente, generaría monopolios, perjudicaría el progreso tecnológico y a los consumidores. La autoridad política no debe fijar la política industrial, ése sería un planteamiento antiguo. Me preocupan algunas medidas que toman algunos Estados miembros o regiones para atraer inversiones o si el poder fiscal de las regiones españolas se estructura de forma que no atente a la competencia.

P. Sin política industrial, sectores punta como el aeronáutico o la alta tecnología están en Europa muy fragmentados con respecto a EE UU.

R. Nuestra tarea es crear un entorno que permita su desarrollo, que estimule el progreso tecnológico y el reagrupamiento de fuerzas, evitando siempre el surgimiento de monopolios. Nuestro deber es conseguir que el mercado se comporte según determinadas reglas. Pero quizá es cierto que hemos hecho poco en políticas de acompañamiento.

P. ¿Acelerará la moneda única la integración económica?

R. El Mercado Interior nació con tres desequilibrios que la política de competencia por sí sola no puede corregir. El euro acaba ya con uno de ellos, la posibilidad de que las turbulencias monetarias desequilibrasen los flujos comerciales. Quedan otros dos, el sociolaboral y la fiscalidad, sobre los que se ha avanzado poco y en los que estamos sometidos a la unanimidad de los Estados miembros. La Unión Monetaria les generará presión para avanzar por la vía de la armonización en ambos campos, al igual que el Mercado Interior promovió otros cambios.

P. ¿Abrirá el camino hacia un Gobierno económico europeo?

R. La lógica nos conduce a ello. Llegaremos a una especie de Gobierno económico europeo. Los miembros del Ecofin (Consejo de ministros de Economía y Finanzas) necesitarán discutir y ajustar sus soluciones. Y el nuevo Consejo Euroonce funcionará de hecho com un embrión de Gobierno económico, que se irá ampliando al tema social. La dinámica del Mercado Interior exige una institución europea fuerte, que arbitre con seriedad, aunque nunca los equipos tomen cariño al árbitro. Ahora, la política monetaria se hará en común, es un avance hacia la integración política, porque de cara al exterior actuaremos como una única entidad. Y cuando actuamos unidos somos iguales que EE UU, como se comprobó en el caso Boeing. En política exterior soy menos optimista. Y me preocupan algunos signos procedentes de Alemania, donde algunos consideran que la Comsiión es demasiado política, preferirían convertirla en una agencia, y además se resisten a estimular la política de competencia.

P. La propuesta de un mercado transatlántico UE-EE UU, ¿no es algo ingenua?

R. Ya está enmarcada, se ha excluido la agricultura y se ha garantizado el respeto al acervo comunitario. No se hará inmediatamente, pero asienta la perspectiva de que la UE sea un igual para EE UU.

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