Tribuna:

El dial

Nos habíamos hecho a la idea de padecer durante dos o tres legislaturas todavía los rostros de Cascos y Rodríguez compitiendo por ver cuál de los dos lograba componer una expresión de mayor agudeza intelectual en los telediarios oficiales, cuando llegó Borrell y se marchó Buruaga. Con un poco de suerte, el actual periodo de anormalidad biológica duraría hasta las próximas elecciones, tras las cuales regresaría Darwin para poner un poco de orden en el ecosistema político español. Lo que no acabamos de entender ni mucho ni poco es lo que sucede en la reserva de Ferraz. Podemos aceptar que se equ...

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Nos habíamos hecho a la idea de padecer durante dos o tres legislaturas todavía los rostros de Cascos y Rodríguez compitiendo por ver cuál de los dos lograba componer una expresión de mayor agudeza intelectual en los telediarios oficiales, cuando llegó Borrell y se marchó Buruaga. Con un poco de suerte, el actual periodo de anormalidad biológica duraría hasta las próximas elecciones, tras las cuales regresaría Darwin para poner un poco de orden en el ecosistema político español. Lo que no acabamos de entender ni mucho ni poco es lo que sucede en la reserva de Ferraz. Podemos aceptar que se equivoque el 10% del aparato, incluso el 50% si me apuran ustedes, pero el 100% del buque navegando en la dirección contraria de los intereses marítimos o maritales españoles es demasiado. Están más tocados que el Titanic.Y eso que Almunia nos cae bien: es el clásico capitán que se hunde con el barco sin alterar el gesto y sin llevarse al infierno un duro de la caja. Pero lo que necesitábamos ahora no era un perdedor honrado, sino un héroe que nos rescatara de la fatalidad de sufrir hasta bien entrado el siglo XXI a Margarita Mariscal de Gante, que tiene por apellido un par de pleonasmos: esa figura retórica consistente en emplear vocablos innecesarios o grandilocuentes para referirse a algo sin sustancia: como cuando para designar los servicios de inteligencia del general Calderón escribimos, por ejemplo, Centro Superior de Investigación de la Defensa.

Así las cosas, el aparato de Ferraz parece un receptor averiado que sólo fuera capaz de sintonizar una frecuencia. Las bases le han dado un golpe en el costado y ahora se escuchan varias emisoras a la vez. Mejor eso que nada. Es un alivio, como la aparición de Borrell, que curiosamente no estaba en el dial. A ver qué pasa.

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