El Conservatorio de San Sebastián dedica una sala al maestro Escudero

El compositor Francisco Escudero recibió el pasado 24 de marzo en Sevilla la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes. Hoy, vivirá un homenaje más modesto, pero igual de emotivo: el que le rinde el Conservatorio Superior de San Sebastián, del que fue director muchos años. El auditorio de este centro llevará desde ahora el nombre del consagrado compositor vasco: Sala Maestro Escudero. Los responsables del Conservatorio no se contentan con el recuerdo; pretenden, según precisaron ayer, convertir este aula en "sala pulmón de la conciencia de la música". El acto solemne se celebrará a las 1...

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El compositor Francisco Escudero recibió el pasado 24 de marzo en Sevilla la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes. Hoy, vivirá un homenaje más modesto, pero igual de emotivo: el que le rinde el Conservatorio Superior de San Sebastián, del que fue director muchos años. El auditorio de este centro llevará desde ahora el nombre del consagrado compositor vasco: Sala Maestro Escudero. Los responsables del Conservatorio no se contentan con el recuerdo; pretenden, según precisaron ayer, convertir este aula en "sala pulmón de la conciencia de la música". El acto solemne se celebrará a las 19.30. En ese momento, la orquesta de acordeones y el grupo de percusión de la escuela tocarán, junto a varios intérpretes de txalaparta y flauta, la Fantasía Geosinfónica que escribió Escudero hace 20 años. A la batuta, como el día de su estreno en 1979, estará Mikel Bikondoa. Precisamente fue Bikondoa quien insistió a Escudero para que compusiera una obra para acordeón. Pero cuando tuvo la partitura en sus manos, sintió "la impotencia para preparar una obra tan moderna, tan contemporánea y tan grande como ésta", aseguró él mismo ayer. Francisco Escudero, quien ha dedicado su vida a la composición, nació en San Sebastián en 1913. Su trayectoria profesional, jalonada de premios, se ha caracterizado por su versatilidad. Compuso Illeta, una obra con poesía de Lizardi, que mereció el Premio Eizaguirre; escribió las óperas Zigor y Gernika o el poema coreográfico El sueño de un bailarín, entre un sinfín de composiciones. Su hijo, Francisco María Escudero, profesor del Conservatorio de Música, reivindicó su figura: "Estamos hablando de un creador vasco que evidentemente es universal, aunque socialmente no tenga la dimensión de otros personajes. La gente se deslumbra hoy demasiado con los espectáculos, pero aquí estamos ante un hombre especialmente franciscano en este sentido que, desde la humildad y la sabiduría, se ha vaciado para darnos lo que tiene".

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