Los últimos obstáculos de un largo proceso
El acuerdo de paz para el Ulster debe basarse en varios puntos que regularán las relaciones entre Belfast, Londres y Dublín, algunos de los cuales han causado una agria polémica, principalmente en el campo unionista. El presidente del foro negociador, el ex senador norteamericano George Mitchell, fijó el jueves como plazo tope para la obtención de un acuerdo, que posteriormente habrá de ser sometido a referéndum, tanto en el Ulster como en la República de Irlanda, previsiblemente en el mes de mayo.Pese al secretismo que rodea las negociaciones, se sabe a ciencia cierta que el acuerdo, en princ...
El acuerdo de paz para el Ulster debe basarse en varios puntos que regularán las relaciones entre Belfast, Londres y Dublín, algunos de los cuales han causado una agria polémica, principalmente en el campo unionista. El presidente del foro negociador, el ex senador norteamericano George Mitchell, fijó el jueves como plazo tope para la obtención de un acuerdo, que posteriormente habrá de ser sometido a referéndum, tanto en el Ulster como en la República de Irlanda, previsiblemente en el mes de mayo.Pese al secretismo que rodea las negociaciones, se sabe a ciencia cierta que el acuerdo, en principio, se basa en cinco puntos muy concretos:
- El establecimiento de una Asamblea para Irlanda del Norte, elegida por sufragio universal y por sistema mayoritario.
- La creación de un consejo ministerial interfronterizo, que regule las relaciones entre el norte y el sur de Irlanda.
- La modificación de las disposiciones constitucionales del Reino Unido y la República de Irlanda en lo tocante a la cuestión del Ulster.
- La institución de un denominado Consejo de las Islas, que regularía las relaciones entre Belfast, Dublín y Londres y en el que también tomarían parte representantes de las futuras asambleas autónomas de Escocia y Gales.
-La formación de tres comisiones independientes que entenderían de asuntos como la liberación de los presos de las organizaciones paramilitares, justicia y equidad para las dos comunidades norirlandesas y otros aspectos de interés general.
El nudo de la cuestión reside en el Consejo interfronterizo, que el Gobierno irlandés y los republicanos quieren que esté dotado de amplios poderes, algo a lo que los unionistas probritánicos se oponen rotundamente, pues consideran que conduciría a la unificación de Irlanda, si no de iure, sí de facto.
En cuanto a otro de los asuntos candentes, la Asamblea, los republicanos, principalmente el Partido Socialdemócrata y Laborista (SDLP, moderado) desea que tenga amplias prerrogativas y que ante ella responda una especie de Gobierno autónomo.
Otro asunto que ha generado polémica pero que, según algunos observadores, las partes preferirán abordar más tarde, es la actual composición del Royal Ulster Constabulary (RUC, la policía norirlandesa).
La última cuestión espinosa, pero que los observadores consideran susceptible de ser solucionada, dado que depende de la voluntad de Londres y Dublín, se refiere a las modificaciones constitucionales en el Reino Unido y la República de Irlanda.