La policía de Móstoles pone cámaras en los colegios para prevenir asaltos

Los centros escolares de Móstoles (196.500 habitantes), que han sido en los últimos años presa fácil y reiterada de los gamberros de fin de semana, tienen ya vigilancia constante de la Policía Municipal. Eso sí, a distancia. El municipio se ha gastado 60 millones de pesetas en instalar cámaras en los colegios, que envían su señal a la central de la policía. Los ojos electrónicos se ponen en marcha en cuanto los sensores de las alarmas, también conectadas con la central, detectan la presencia de un intruso.

Los policías ya han tomado posiciones ante el alud de festivos que llegan: parape...

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Los centros escolares de Móstoles (196.500 habitantes), que han sido en los últimos años presa fácil y reiterada de los gamberros de fin de semana, tienen ya vigilancia constante de la Policía Municipal. Eso sí, a distancia. El municipio se ha gastado 60 millones de pesetas en instalar cámaras en los colegios, que envían su señal a la central de la policía. Los ojos electrónicos se ponen en marcha en cuanto los sensores de las alarmas, también conectadas con la central, detectan la presencia de un intruso.

Los policías ya han tomado posiciones ante el alud de festivos que llegan: parapetados tras una pantalla de ordenador y un monitor de televisión, tienen bajo control el mapa de los 52 centros educativos de la localidad. El sistema se activa cuando los sensores instalados en cada edificio detectan la presencia de intrusos. Entonces el timbre se dispara, las cámaras se encienden y el módem avisa a los agentes a través de un pitido intermitente.Estas alarmas cumplen dos funciones, según el jefe de la policía local, Carlos Merchán: una de vigilancia y otra disuasoria. "Este sistema nos aporta mucha más información y más inmediata sobre lo que está ocurriendo en cada colegio, de manera que el coche patrulla que se desplaza hasta allí ya sabe con lo que puede encontrarse", dice Merchán. Aunque pocas veces se logra detener a nadie, porque los ladrones huyen nada más oír la alarma. Desde que se puso en marcha este sistema, sólo se han registrado roturas de cristales.

El panorama fue bien distinto en la pasada Semana Santa, que se saldó con dos colegios y una guardería infantil atacados por gamberros, que se llevaron incluso un ordenador. El Ayuntamiento tuvo que desembolsar, además, 66 millones de pesetas para arreglar los destrozos de todo el año anterior. Ya en verano, todo el cuerpo de Policía Municipal montó vigilancia permanente en los alrededores de los centros escolares, para evitar asaltos. "Ahora los actos vandálicos han pasado de registrarse a diario a ocurrir un par de veces en semana y con menos virulencia", aclara Merchán.El éxito de este sistema está en su continuidad, según el jefe de policía. "Una vez que tome arraigo en los centros educatívos, se podría utilizar también en los cruces más transitados del municipio", explica. Y es que, junto a los actos vandálicos, los accidentes de tráfico son otro quebradero de cabeza para la policía. En 1997 se registraron 662 accidentes, frente a los 599 del año anterior, o sea, un 10% más. Los fines de semana se registraron 130 accidentes en viernes y 115 en sábado, frente a la media de 70 accidentes en días laborables. Los jóvenes que demostraron una conducción despistada o temeraria sufrieron el mayor número de colisiones.

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