Detenidos tres extorsionadores por matar al jefe de la banda

El tiro que el domingo pasado mató a Marian K., polaco, de 32 años, partió de sus propios compañeros: tres hombres que hasta esa tarde seguían a pies juntillas sus órdenes como supuesto jefe de una banda dedicada a la extorsión, el robo y a la trata de blancas. Así lo mantiene el grupo de Homicidios de la Policía Judicial, que ha detenido a Martín S., alias Struzik, de 25 años; Mariusz K., Kawapisz, de 24, y Grzegorz K., Kwinto, de 23, como presuntos autores del crimen.El relato policial sitúa el origen del homicidio en una rencilla desencadenada el pasado sábado en Alcalá...

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El tiro que el domingo pasado mató a Marian K., polaco, de 32 años, partió de sus propios compañeros: tres hombres que hasta esa tarde seguían a pies juntillas sus órdenes como supuesto jefe de una banda dedicada a la extorsión, el robo y a la trata de blancas. Así lo mantiene el grupo de Homicidios de la Policía Judicial, que ha detenido a Martín S., alias Struzik, de 25 años; Mariusz K., Kawapisz, de 24, y Grzegorz K., Kwinto, de 23, como presuntos autores del crimen.El relato policial sitúa el origen del homicidio en una rencilla desencadenada el pasado sábado en Alcalá de Henares. Los cuatro polacos se habían reunido allí para vender unos electrodomésticos robados. Tras pasar el día bebiendo, Kawapisz y Kwinto cogieron el coche de la banda, un Audi 90 robado, y dejaron tirados a sus compañeros Marian y Struzik, que tuvieron que regresar en taxi a Madrid.

El domingo, a las cuatro de la madrugada, los cuatro compañeros volvieron a verse las caras. Fue en el piso de Marian, en la calle de Miguel Mayor (Carabanchel). Discutieron un poco por lo ocurrido, pero no hubo sangre. Por el contrario, se pasaron la noche bebiendo y consumiendo heroína. Un detalle, descubierto posteriormente por la policía, pasó por alto a Marian: Kwinto había acudido a la cita con una escopeta de cañones recortados oculta en una bolsa.

Por la mañana, los cuatro se dirigieron a Aluche, a una plaza donde habitualmente se reúnen los polacos. Struzik, el hombre que junto a Marian se había quedado tirado en Alcalá, discutió con otro compatriota. Marian, siempre según la versión policial, no le defendió en esta pelea. Esta pasividad suscitó las iras de Struzik que, de vuelta al piso de la calle de Miguel Mayor, se enzarzó a golpes con Marian.

Tras esta pelea, Struzik se reunió con los otros dos compinches. A las 20.00, los tres se dirigieron a la vivienda de Marian. No titubearon. Forzaron la cerradura de la calle, descerrajaron la puerta del piso y mataron a Marian mientras dormía en el sofá. Fue un tiro en la cara a corta distancia.

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