El Oviedo sigue fiel al resultadismo
El Oviedo espera y su público se desespera, aunque acaba mirando el marcador con gesto de alivio. Cada partido en el Carlos Tartiere es una repetición del anterior, corregida y aumentada. Óscar Tabarez, un entrenador capaz de pronunciar discursos que reivindican el fútbol en estado puro, sin aditivos ni colorantes, tiene a su equipo amarrado al resultadismo. El Oviedo espera atrás, activa su mecánica de contención, entrega el balón al contrario y se adueña de la célebre frase: "Que inventen ellos".Si quienes tienen que inventar resultan ser los jugadores del penúltimo clasificado, en este caso...
El Oviedo espera y su público se desespera, aunque acaba mirando el marcador con gesto de alivio. Cada partido en el Carlos Tartiere es una repetición del anterior, corregida y aumentada. Óscar Tabarez, un entrenador capaz de pronunciar discursos que reivindican el fútbol en estado puro, sin aditivos ni colorantes, tiene a su equipo amarrado al resultadismo. El Oviedo espera atrás, activa su mecánica de contención, entrega el balón al contrario y se adueña de la célebre frase: "Que inventen ellos".Si quienes tienen que inventar resultan ser los jugadores del penúltimo clasificado, en este caso el Salamanca, el producto resulta feo y pesado como un ladrillo. El equipo de Chechu Rojo, que no le hace ascos al balón incluso apremiado por las urgencias, es de una inocencia supina. Ayer controló el juego y vivió en campo contrario, sin apenas poner en aprietos a Esteban hasta bien avanzado el partido. Fue el Oviedo el que hizo daño cuando salió de su guarida y permitió a Pompei dar rienda suelta a su pierna izquierda. Lo único mencionable del partido lo puso el equipo azul en sus llegadas por sorpresa, que propiciaron un duelo decisivo de solistas entre Juan González y Spelea. El guardameta rumano salió airoso siempre salvo cuando reaccionó tarde y González encarriló el partido.