Tribuna:

De rodillas

Si difícil es establecer una relación entre la visita del Papa a La Habana y el estallido de los escándalos oralgenitales del presidente de Estados Unidos, nadie se sorprende, en cambio, de que, como consecuencia del acoso padecido por Clinton, Estados Unidos bombardee Irak. La imagen de los parlamentarios USA aplaudiendo a Clinton tras su mensaje sobre el estado de la Unión, metáfora del estado de sus zonas húmedas, indicaba que una vez minimizada la prepotencia del presidente, hasta límites que ninguna acción bilabial o lingüística podría impedir, ahora lo importante es la razón de Estado, e...

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Si difícil es establecer una relación entre la visita del Papa a La Habana y el estallido de los escándalos oralgenitales del presidente de Estados Unidos, nadie se sorprende, en cambio, de que, como consecuencia del acoso padecido por Clinton, Estados Unidos bombardee Irak. La imagen de los parlamentarios USA aplaudiendo a Clinton tras su mensaje sobre el estado de la Unión, metáfora del estado de sus zonas húmedas, indicaba que una vez minimizada la prepotencia del presidente, hasta límites que ninguna acción bilabial o lingüística podría impedir, ahora lo importante es la razón de Estado, el interés general.No estamos ya, afortunadamente, ante una manifestación de impulso sexual individual, egoísta, el más egoísta de todos porque supedita el concurso de la zona húmedo-verbal del otro o de la otra para mantener en alto, la estatura austral del yo. El bombardeo de Irak habría que considerarlo como la sana manifestación de la libido colectiva del Imperio, ávido de poner a los enemigos de rodillas y con el espíritu rendido en la boca. Es todo el Estado el que necesita un estímulo sexual de la envergadura de una guerra relámpago que descargue. las adrenalinas y deje al pueblo iraquí en el lugar atribuido en el nuevo orden internacional: inteligentes cobayas irremediablemente ubicados en el inteligente campo de pruebas para inteligentes bombardeos de bombas inteligentes.

Las pretendidas obsesiones linguales del presidente Clinton podrían considerarse aberración según las culturas y adulterio según las religiones que sólo toleran el sexo como instrumento cárnico para la procreación de almas, es decir, de espíritus. En cambio, las obsesiones linguales del Imperio no están consideradas ni aberración ni adulterio, sino simplemente higiene de abrirse la bragueta de vez en cuando para comprobar la turgencia y eficacia del arsenal balístico.

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