Un bebé muere mientras su madre estaba detenida por colaborar hace cuatro años en el robo de un coche

El pasado 18 de diciembre un bebé de tres meses fallecía de muerte súbita en Monroyo, un pueblo turolense de poco más de 400 habitantes. Mientras, su madre permanecía de tenida en los calabozos municipales de Alcañiz por orden del juzgado número 2 de Lleida, que buscaba a Yolanda C., de 20 años, para cumplir un arresto por haber colaborado hace cuatro años en el robo de un automóvil.La historia, que ayer se conoció en Aragón, se parece más a un cuento triste de Navidad, un relato de Charles Dickens en el que la solidaridad de los vecinos pone el contrapunto a la dureza de la ley y la frialdad ...

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El pasado 18 de diciembre un bebé de tres meses fallecía de muerte súbita en Monroyo, un pueblo turolense de poco más de 400 habitantes. Mientras, su madre permanecía de tenida en los calabozos municipales de Alcañiz por orden del juzgado número 2 de Lleida, que buscaba a Yolanda C., de 20 años, para cumplir un arresto por haber colaborado hace cuatro años en el robo de un automóvil.La historia, que ayer se conoció en Aragón, se parece más a un cuento triste de Navidad, un relato de Charles Dickens en el que la solidaridad de los vecinos pone el contrapunto a la dureza de la ley y la frialdad de los legajos judiciales.

El alcalde de Monroyo, Andrés Cros, no entendía el interés suscitado por el caso. "Es una historia que ocurrió poco antes de Navidad. Y fue, sin duda, la fatalidad lo que hizo que el niño muriese mientras la madre estaba detenida, pero en el pueblo ya se ha olvidado todo", dice.

Yolanda y su compañero llevaban en Monroyo pocos días. Habían llegado de La Cerollera, una localidad de 100 habitantes, donde el hombre trabajaba en el secadero de jamón. Vivían en compañía de tres niños: un hijo de Yolanda, de cuatro años, y otros dos habidos por la pareja (el bebé muerto y otro de 15 meses).

Leña contra el frío

Los vecinos de este pueblo son parcos en palabras y evitan dar muchas explicaciones sobre el suceso. Destacan que Yolanda es una chica excelente. "Él era otra cosa", dicen. Pero siempre hubo hacia la familia cuidados y atenciones. Durante las últimas nevadas, no faltó algún vecino que llevase leña a la casa que la pareja tenía alquilada para que los pequeños no pasasen frío. No se sabe por qué marcharon a Monroyo. Pero cuando apenas llevaban unos días, Yolanda acudió al cuartelillo de la Guardia Civil del pueblo a "realizar una consulta", según reza el informe oficial. Hay quien asegura que acudió a denunciar los malos tratos que padecía de manos de su compañero sentimental. Pero nadie lo sabe con exactitud.La Guardia Civil se vio ante una mujer que fue a buscar ayuda y se encontró con un pasado que ya creía olvidado: una orden de busca y captura del juzgado número 2 de Lleida. Después de cuatro años, ¿quién iba a recordar el robo de un automóvil y a una joven que, entonces, había ayudado a cometerlo? Pero allí estaba la orden de captura... y Yolanda fue trasladada a Alcañiz y detenida por orden del juzgado en el cuartelillo.

Su compañero se quedó con los tres niños en el pueblo y Cáritas Parroquial iniciaba las gestiones para reunir las 90.000 pesetas de la fianza impuesta a Yolanda para salir en libertad.

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Esa noche, mientras Yolanda estaba en el calabozo, fallecía el bebé. Su padre acudió a pedir socorro a una vecina cuando el pequeño ya era cadáver. El alcalde sabe que fueron los vecinos los que organizaron la colecta para pagar los gastos del entierro, pero no le da ninguna importancia. El niño fue enterrado, Yolanda quedó libre y durante unos días desapareció de la localidad.

El sábado pasado, la mujer y su compañero regresaron al pueblo. Allí siguen. Nadie quiere hablar de una historia que sigue guardando el secreto de las razones que llevaron a la joven a acudir en busca de ayuda al cuartelillo de Monroyo. Y que, indirectamente, sirvió para descubrir la solidaridad de todos los vecinos de un pueblo.

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