El juez ordena el ingreso en prisión del dueño del 'jardín de los horrores'

El juez encargado del caso del llamado jardín de los horrores de Castellón ordenó en la madrugada de ayer el ingreso en prisión incomunicada de Emilio Pellicer Arias, de 64 años, dueño de la casa en la que la Guardia Civil ha encontrado numerosos restos de huesos humanos. Pellicer, apodado El Petxina, fue detenido el viernes a su llegada al aeropuerto de Barajas (Madrid), procedente de Bolivia, y fue trasladado a la Audiencia de Castellón en un coche camuflado de la Guardia Civil a las 23.40, donde el titular del Juzgado de Instrucción número 8 de la ciudad, Josep Lluís Albiñana, le tomó decla...

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El juez encargado del caso del llamado jardín de los horrores de Castellón ordenó en la madrugada de ayer el ingreso en prisión incomunicada de Emilio Pellicer Arias, de 64 años, dueño de la casa en la que la Guardia Civil ha encontrado numerosos restos de huesos humanos. Pellicer, apodado El Petxina, fue detenido el viernes a su llegada al aeropuerto de Barajas (Madrid), procedente de Bolivia, y fue trasladado a la Audiencia de Castellón en un coche camuflado de la Guardia Civil a las 23.40, donde el titular del Juzgado de Instrucción número 8 de la ciudad, Josep Lluís Albiñana, le tomó declaración pasada la medianoche.

El Petxina llegó esposado y con el semblante sereno, aunque acusaba el cansancio del largo viaje. La declaración del detenido, con antecedentes por tráfico de droga y falsificación de moneda, duró cerca de hora y media. Finalizada su comparecencia, Pellicer fue conducido al centro penitenciario de Castellón.Según fuentes cercanas al caso, El Petxina estuvo tranquilo y cauto durante el interrogatorio, en el que admitió que el ingeniero de IBM Enrique Benavent, cuyo cadáver se cree que está entre los restos hallados en el jardín del detenido, le visitó en las fechas en que desapareció, en junio de 1991. Las mismas fuentes explicaron que El Petxina reconoció también que ambos discutieron por la venta de unos terrenos.

El detenido confirma así la declaración de su hijo y su nuera, también encarcelados por este caso, y que, afirmaron ante el juez que hubo una discusión o pelea en la casa de los horrores. Estos últimos, sin embargo, aseguran desconocer cómo se desarrolló esa confrontación y si desembocó en la muerte del ingeniero.

Pellicer también explicó al juez que el ingeniero se sintió indispuesto y entró en la casa para descansar, según fuentes del caso, que no han desvelado si el detenido ha admitido el asesinato de Benavent.

Rafael R. L., un recluso de la cárcel, de Picassent enfermo de sida, condujo a principios de este mes a la Guardia Civil hasta el jardín de Pellicer al confesar ante el juez Albiñana que él ingeniero desaparecido estaba enterrado en ese lugar.

Traslado del cadáver

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El interno acompañó a Benavent a la casa de El Petxina, pero niega haber presenciado la muerte del ingeniero. Según confesó el interno, la víctima habló con Pellicer en el jardín y luego entró en la casa, en la que se hallaban el hijo y la nuera del detenido, afirman fuentes del caso. El Petxina también se introdujo en la vivienda y salió poco después a contarle que Benavent había muerto, siempre según la versión del recluso Rafael R. L, que también admitió en un primer momento que ayudó a llevar el cadáver del ingeniero al jardín.Emilio Pellicer, mientras, ha manifestado ante el juez que conoció al ingeniero a través de Rafael R. L. También ha intentado desvincularse del mundo de la droga y ha declarado que viajó a Suramérica por negocios.

El Petxina fue condenado en 1989 a nueve años de prisión por conducir desde Marruecos a Castellón un camión que ocultaba cerca de 450 kilos de hachís. Es probable que el juez Albiñana ordene un careo entre Rafael R. L. y Pellicer.

Mientras, durante la mañana de ayer se reanudó la búsqueda de restos humanos en el jardín del barrio de La Breva, que se paralizaron a las 13.40 horas. El trabajo se intensificó con la ayuda de una máquina excavadora que volvió a remover el terreno. Los agentes de la policía judicial de la Guardia Civil, apoyados por miembros. de la policía local de Castellón, siguieron con la criba de la tierra.

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