Un margen de maniobra limitado

El Gobierno de José María Aznar pretende agotar la legislatura, pero es consciente de que a su principal socio, Jordi Pujol, se le restringe el próximo mes de junio su capacidad de maniobra electoral. A partir de ese momento, el mapa electoral español ya viene prefijado: elecciones vascas en otoño, y municipales, autonómicas y europeas en mayo de 1999.El margen de Pujol, que tiene su límite electoral en el otoño de ese año, se estrecha sensiblemente. Por esa razón de fondo, y con la intención de tranquilizar a su socio, Aznar se avendrá a abordar con él el calendario electoral en el encuentro ...

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El Gobierno de José María Aznar pretende agotar la legislatura, pero es consciente de que a su principal socio, Jordi Pujol, se le restringe el próximo mes de junio su capacidad de maniobra electoral. A partir de ese momento, el mapa electoral español ya viene prefijado: elecciones vascas en otoño, y municipales, autonómicas y europeas en mayo de 1999.El margen de Pujol, que tiene su límite electoral en el otoño de ese año, se estrecha sensiblemente. Por esa razón de fondo, y con la intención de tranquilizar a su socio, Aznar se avendrá a abordar con él el calendario electoral en el encuentro que celebrarán al filo del fin de año.

Desde ahora y hasta entonces se seguirá escuchando tanto a Aznar y sus ministros como a su secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Rodríguez, que la intención del Gobierno es agotar la legislatura e incluso mantener el equipo gubernamental, constituido en mayo de 1996, sin cambios.

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Aznar, poco amigo de movimientos, acentuó su creencia en la conveniencia de agotar la legislatura tras la fracasada intentona del presidente francés, Jacques Chirac, de sorprender a sus rivales socialistas con un inesperado adelanto electoral. El fracaso que cosechó el partido conservador francés dejó profunda huella en Aznar y sus estrategas de La Moncloa.

Por ello, no parecen tentados a repetir la historia en España, pese al desconcierto existente en las filas del PSOE en este momento, que tienen que compaginar su labor opositora con la defensa de su pasado en el Gobierno.

Lo que sí ha cambiado ha sido la actitud del Gobierno ante las frecuentes confrontaciones con sus socios nacionalistas catalanes, como en la ley del himno, las humanidades, la ley del catalán o, por último, el medicamentazo. El nerviosismo de los primeros tiempos ha dado paso a la calma.

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El euro

El Gobierno de José María Aznar sabe que la entrada de España en el euro, la próxima primavera, condiciona la actitud de Pujol y se ha permitido realizar unos gestos unilaterales, de aparente firmeza, que han sido del gusto de su electorado. Tanto los estados mayores del PP como los de CiU saben que la confrontación entre ambos partidos les supone una subida en los sondeos electorales.El Gobierno también se ha visto beneficiado en las últimas confrontaciones por la proliferación de portavoces que ofrece CiU. La más significativa fue la del medicamentazo. Se manifestaron sobre el tema el consejero de la presidencia, Xavier Trias; el de CiU, Pere Esteve; portavoces parlamentarios en Madrid y, por último, Jordi Pujol, que se desdijo en menos de 24 horas. Toda esta catarata de declaraciones, contradictorias entre sí, permitió al Gobierno del PP responder al unísono: "Que se pongan de acuerdo".

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