Tribuna:

La reconquista

Apreciado señor don Gustavo Villapalos:Soy un ciudadano de 63 años, casado, maestro nacional y autor de tres opúsculos futbolísticos incomprendidos e inéditos.

El motivo de esta misiva es transmitirle a usted, como encargado de la cultura en nuestra Comunidad, mi más airada protesta por el desdén con que se trata al fútbol en Madrid. Los mismos derroteros sigue el resto de la nación. Madrid desprecia las pelotas, malpaga a los héroes del césped y a los entrenadores, cohíbe la libertad de expresión y lirismo de los presidentes, expulsa del terreno de juego a santos varones que sólo cumpl...

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Apreciado señor don Gustavo Villapalos:Soy un ciudadano de 63 años, casado, maestro nacional y autor de tres opúsculos futbolísticos incomprendidos e inéditos.

El motivo de esta misiva es transmitirle a usted, como encargado de la cultura en nuestra Comunidad, mi más airada protesta por el desdén con que se trata al fútbol en Madrid. Los mismos derroteros sigue el resto de la nación. Madrid desprecia las pelotas, malpaga a los héroes del césped y a los entrenadores, cohíbe la libertad de expresión y lirismo de los presidentes, expulsa del terreno de juego a santos varones que sólo cumplen con dignidad su obligación de machacar a los rivales. Las televisiones conceden escasos minutos a un deporte que es el compendio de la sabiduría universal. Las radios omiten ostentosamente cualquier información relacionada con el tema. Y el pueblo entero, al igual que Fuenteovejuna, pasa de los sagrados colores que en otro tiempo le hicieron vibrar.

Don Gustavo, aquí se está tramando una felonía para acabar con nuestro deporte tradicional. Lo sé de buena tinta; me muevo en ambientes poco recomendables que me proporcionan claves inquietantes. Hay intereses ocultos tras todo ese embrollo digital. Algunos pensábamos que por ahí íbamos a tener una escapatoria los aficionados y nos podíamos poner tibios a insultos, zancadillas, golazos y exabruptos. Bueno, eso es una falacia. Más adelante, el balompié se irá difuminando para dar entrada a discursos completos de Fidel Castro, alocuciones de Su Santidad, conciertos de los Coros del Ejército Ruso, películas de Frade y cursillos de peluquería.

Madrid debiera ser la vanguardia de la reconquista futbolística y espiritual de nuestra patria. Que Telemadrid programe partidos infinitos, que repitan mil veces las jugadas, que sometan a los árbitros al tercer grado, que provoquen la locuacidad de los presidentes.

Alguien me comenta que todo eso no es un sueño sino una realidad. ¡Aleluya!

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