Cartas al director

Poder elegir

La interpretación de Julio Ariza Irigoyen en su artículo, del 23 de septiembre, con el nombre de Padre y muerte me ha hecho retroceder a tiempos que incluso no llego a recordar. Tiene una facilidad increíble para decir soslayadamente que la mujer ha nacido única y exclusivamente para traer hijos a este "maravilloso mundo".Pues bien, la vida es maravilla, los pajaritos cantan y las nubes se levantan. Pero será en otro planeta, porque lo que es aquí se está luchando para que el Ser Madre sea un derecho y no una obligación, ser madre no representa hoy (gracias a nosotras) la necesidad de h...

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La interpretación de Julio Ariza Irigoyen en su artículo, del 23 de septiembre, con el nombre de Padre y muerte me ha hecho retroceder a tiempos que incluso no llego a recordar. Tiene una facilidad increíble para decir soslayadamente que la mujer ha nacido única y exclusivamente para traer hijos a este "maravilloso mundo".Pues bien, la vida es maravilla, los pajaritos cantan y las nubes se levantan. Pero será en otro planeta, porque lo que es aquí se está luchando para que el Ser Madre sea un derecho y no una obligación, ser madre no representa hoy (gracias a nosotras) la necesidad de haber formado lo que el señor Ariza denomina el trío (o sea, la familia), pero sí representa la necesidad de las mujeres de tener que depender de segundas personas para poder cuidar de sus hijos.

No hay nada que facilite a la mujer ser madre y poder desarrollarse profesionalmente fuera de su hogar. Y eso es un problema, un problema que está viviendo la mayoría de la sociedad española, y que ustedes, señor Ariza, los políticos, no llegan a ver, posiblemente debido a un exceso de luz que cierra sus pupilas.

Hoy por hoy, una mujer no puede depender sólo de las guarderías o colegios, ya que los horarios son en exceso limitados y complementar esto con una persona que lo cuide supone un coste imposible de cubrir., ¿A quién le importa esta barbaridad?

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No creo que la discusión del aborto sea una cuestión de antojo ni de capricho, sino una decisión meditada, en la que se intentan barajar los pros y los contras; y en ese momento, sólo falta que por parte de los que nos gobiernan (hasta lo más íntimo) nos encontremos con la negativa a poder decidir. En ningún caso se obliga o se pretende obligar a nadie a abortar; es muy libre la mujer que no desee hacerlo, pero a la vez nadie, que no sea la propia mujer, puede erigirse en detractor del derecho de poder hacerlo.

El señor Ariza nunca podrá saber lo que significa abortar o no hacerlo, no podrá sentir en propia piel lo que supone la toma de una de las dos decisiones, ni tan siquiera las consecuencias futuras que tendría si no se llegara a tomar.

Únicamente reclamamos el derecho a la libertad, a poder elegir; es dictatorial la negativa al uso de nuestros derechos.

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