La central nuclear de Cofrentes descubre a tiempo un intento de sabotaje

El fallo se originó en la fábrica de Juzbado (Salamanca), que ya tuvo otro en febrero

La central nuclear de Cofrentes (Valencia) descubrió el pasado junio un intento de sabotaje en varias de las varillas contenedoras de uranio enriquecido procedentes de la factoría de Juzbado (Salamanca) y que iban a ser cargadas en el núcleo del reactor. De no haberse descubierto, el hecho habría ocasionado la paralización de la central durante un mes, pero en ningún caso habría implicado riesgos para la población. La Empresa Nacional del Uranio (ENUA) despidió el 16 de septiembre a un trabajador de su factoría en Juzbado como sospechoso del acto delictivo.

El incidente se descubrió el ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La central nuclear de Cofrentes (Valencia) descubrió el pasado junio un intento de sabotaje en varias de las varillas contenedoras de uranio enriquecido procedentes de la factoría de Juzbado (Salamanca) y que iban a ser cargadas en el núcleo del reactor. De no haberse descubierto, el hecho habría ocasionado la paralización de la central durante un mes, pero en ningún caso habría implicado riesgos para la población. La Empresa Nacional del Uranio (ENUA) despidió el 16 de septiembre a un trabajador de su factoría en Juzbado como sospechoso del acto delictivo.

El incidente se descubrió el pasado mes de junio cuando personal de ENUSA y la propia central -propiedad de Iberdrola- examinaban visualmente el lote de combustible enviado desde Salamanca, antes cargar el núcleo del reactor.La inspección visual verificó unos pequeños puntazos (como las huellas de clavos), en una de las varillas, según acreditan fuentes de Iberdrola y la propia ENUSA. El combustible -uranio enriquecido- va contenido en un conjunto de varillas. Cada una de ellas tiene varios metros de longitud y un centímetro de diámetro, y consiste en un cilindro hueco que contiene las pastillas de uranio.

El descubrimiento hizo suspender la recepción de la carga y se comenzó a examinar el lote. La exploración localizó nuevos defectos en cinco varillas más, de las 24 que componían el lote.

Ante estas anomalías, los. responsables de la central -una de las más modernas de España; con una producción capaz de atender la demanda energética anual de dos millones de personas- y ENUSA informaron al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y decidieron devolver la partida íntegra a la fábrica de Juzbado para su revisión.

Si no se hubiesen observado los daños a tiempo y se hubiera cargado este combustible en la central, se habría producido un incremento de la radiactividad del refrigerante primario "por encima de los límites establecidos en el funcionamiento de las centrales nucleares", según el CSN. Este organismo no ha facilitado el grado de gravedad del incidente.

Parada de la central

Un fallo de estas características -emisión de exceso de radiactividad en el agua que refrigera el núcleo del reactor- supondría un riesgo de seguridad. Y para valorar la importancia del incidente -dice la versión del CSN- la central tiene que pararse, localizar las varillas dañadas y sustituirlas.

La central de Cofrentes necesita 21 días para ejecutar este proceso. De haber tenido que llevarlo a cabo le habría acarreado unas pérdidas de 4.200 millones, según Iberdrola.

La compañía eléctrica, el CSN y ENUSA han insistido en puntualizar que los controles han permitido evitar esa parada y que en ningún momento se ha puesto en riesgo la segur¡ dad de la central nuclear.

Pero esos controles han fallado en la fábrica de Juzbado, de donde salió el combustible defectuoso. Tras ser devuelto a Juzbado, ENUSA reinspeccionó todas las varillas, las rehizo y las reenvió a la central. No se detectó ni la causa ni rastro del causante del incidente.

Las investigaciones se ampliaron a varias centrales nucleares de España y de otros países a los que Juzbado suministra combustible. Durante el primer trimestre ha facturado 119 conjuntos de varillas para Cofrentes y otros clientes. En ninguno de ellos se han encontrado fallos.

En paralelo a estas indagaciones, ENUSA reforzó la inspección interna a la búsqueda del origen de los daños. Tras estas pesquisas y "en base a pruebas practicadas, se, ha determinado la responsabilidad de un trabajador, procediéndose a su despido por falta muy grave", reconoce un comunicado de la empresa.

"No tenemos ningún indicio del móvil de esta actuación", ha declarado a EL PAÍS un portavoz. El trabajador, cuya identidad no ha sido facilitada, ha recurrido el despido.

ENUSA fue sancionada el pasado septiembre por Industria con una multa -recurrida- de 177 millones de pesetas por un fallo en la devolución a Estados Unidos de tres contenedores con uranio, cuando debían ir vacíos. El incidente motivó la apertura de un expediente por la autoridad nuclear europea (Euratom), cuya resolución se espera para este mes.

Archivado En