Un proyecto social

Se acerca la hora de la salida de clase para los alumnos de primaria, la una de la tarde. Una hilera de madres y padres espera fuera del colegio. Salen en fila, descienden despacio por las escaleras que comunican las alas del Colegio Calasancio de Madrid. Tiene 1.700 alumnos, un centenar de ellos becados, y es uno de los 15 colegios concertados que, tienen los escolapios, fundados hace 400 años en un barrio humilde de Roma.Tras su primer día de clase, los niños de 6 años cuentan cómo han vivido el regreso: "Al principio no me acostumbro, pero luego pasan los días y me gusta", dice Pablo. "Me g...

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Se acerca la hora de la salida de clase para los alumnos de primaria, la una de la tarde. Una hilera de madres y padres espera fuera del colegio. Salen en fila, descienden despacio por las escaleras que comunican las alas del Colegio Calasancio de Madrid. Tiene 1.700 alumnos, un centenar de ellos becados, y es uno de los 15 colegios concertados que, tienen los escolapios, fundados hace 400 años en un barrio humilde de Roma.Tras su primer día de clase, los niños de 6 años cuentan cómo han vivido el regreso: "Al principio no me acostumbro, pero luego pasan los días y me gusta", dice Pablo. "Me gusta venir a aprender, como dice mi madre", añade otro alumno.

Los padres también empiezan la actividad en el colegio estos días. "Han fundado una ONG que tiene proyectos de cooperación en África y Latinoamérica", cuenta el director, Enrique Sánchez. Siguiendo esta línea, los alumnos mayores deben realizar un proyecto en un barrio marginal.

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Enrique Sánchez dice que hay "una diferencia deseada entre el nuevo sistema y el anterior, es una enseñanza más de talleres y menos academicista. La estructura, los cursos ya están aquí, y están bien diseñados, pero aún no tenemos un cuerpo docente que la siga. Eso llevará tiempo".

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