Cartas al director

Galdós y Cánovas

Después de arropar con, su colaboración como historiador al especial de Abc de 8 de agosto que encabezaban las hagiografías de Aznar, Fraga y Trillo, el académico Carlos Seco traslada a estas páginas su discurso sobre las excelencias de Cánovas (EL PAÍS, 9 de septiembre). Lo hace ahora como autodesignado juez y lanzando puntazos tan cuestionables como que la "penosa" atmósfera de la conmemoración "viene a agitar los posos de nuestra última guerra civil" (!), o que es "idiota destacar su oposición a la democracia, según Seco, fundamentada sobre el atraso español, la falta de "conciencia ciudada...

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Después de arropar con, su colaboración como historiador al especial de Abc de 8 de agosto que encabezaban las hagiografías de Aznar, Fraga y Trillo, el académico Carlos Seco traslada a estas páginas su discurso sobre las excelencias de Cánovas (EL PAÍS, 9 de septiembre). Lo hace ahora como autodesignado juez y lanzando puntazos tan cuestionables como que la "penosa" atmósfera de la conmemoración "viene a agitar los posos de nuestra última guerra civil" (!), o que es "idiota destacar su oposición a la democracia, según Seco, fundamentada sobre el atraso español, la falta de "conciencia ciudadana".Detengámonos en este punto para comprobar la validez de la aproximación propuesta. Cánovas sería así un sociólogo realista. Nada más inexacto. La oposición de Cánovas al sufragio universal no tiene nada que ver con el grado de conciencia política: lo condenaba en cuanto vía al "comunismo fatal e irresistible". Y lo malo es que en su contra, como frente a las reivindicaciones cubanas o las obreras, su receta era la manipulación o la fuerza. El ejemplo que adopta es el alemán: cuando el sufragio universal amenace el predominio de los propietarios, lo suprimirá "el káiser con tajante espada". Era ese "derramar sangre" que propugnaba y practicó desde su supuesto espíritu de transacción. Y cuyo recordatorio, como el de otros planteamientos claves de su política, no supone anacronismo ni indebida actualización. Lo que sí resulta indebido es generalizar, exculpar aportando el historiador los argumentos que en la realidad faltan o acudir a juicios de autoridad, en vez de leer y analizar unos textos y unos datos que están ahí, y sobre los cuales puede montarse un debate todo lo duro que se quiera, sin descalificar ni irse a 1936.

Menos justificación tiene aún el intento de amparar la imagen de Cánovas y su régimen bajo Galdós. Éste tal vez "supo intuir la realidad del proyecto canovista" (Seco), pero sobre todo en la conclusión de su Cánovas hizo un balance de sus resultados que no cabe ignorar si se menciona la aproximación de don Benito al tema: "Los tiempos bobos que te anuncié has de verlos desarrollarse en años y lustros de atonía, de lenta parálisis que os llevará a la consunción y a la muerte. Los políticos se constituirán en casta, dividiéndose, hipócritas, en dos bandos igualmente dinásticos e igualmente estériles, sin otro móvil que tejer y destejer la jerga de sus provechos particulares en el telar burocrático. No harán nada fecundo; no crearán una nación; no remediarán la esterilidad de las estepas castellanas y extremeñas; no suavizarán el malestar de las clases proletarias. Fomentarán la artillería. antes que las escuelas, las pompas regias antes que las vías comerciales y los menesteres de la grande y pequeña industria. Y, por último, hijo mío, verás si vives que acabarán por poner la enseñanza, la riqueza, el poder civil, y hasta la independencia nacional, en manos de lo que llamáis vuestra santa madre Iglesia. ( ... ) Siga el lenguaje de los bobos llamando paz a lo que en realidad es consunción y acabamiento". Galdós dixit- .

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