Cartas al director

"Informe contra mí mismo"

La recensión de J. E. Ayala-Dip sobre el libro de Eliseo Alberto Informe contra mí mismo (EL PAÍS, Babelia, página 9, sábado 30 de agosto) demanda una apostilla porque, a mi juicio, no hace justicia al lector, algo inusual en un crítico de su talla. Dice Ayala-Dip que la posición de Alberto es "bastante peculiar, a la vez que fidedigna". Coincido en lo de "peculiar", no en lo de "fidedigna". Si carece de sustento, este frágil epíteto se toma equívoco. Alberto pertenece a una familia de intelectuales y artistas cubanos de renombre internacional: es sobrino del poeta Cintío Vitier ...

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La recensión de J. E. Ayala-Dip sobre el libro de Eliseo Alberto Informe contra mí mismo (EL PAÍS, Babelia, página 9, sábado 30 de agosto) demanda una apostilla porque, a mi juicio, no hace justicia al lector, algo inusual en un crítico de su talla. Dice Ayala-Dip que la posición de Alberto es "bastante peculiar, a la vez que fidedigna". Coincido en lo de "peculiar", no en lo de "fidedigna". Si carece de sustento, este frágil epíteto se toma equívoco. Alberto pertenece a una familia de intelectuales y artistas cubanos de renombre internacional: es sobrino del poeta Cintío Vitier y primo hermano del pianista José María Vitier. Ello, aunado a que ha vivido en México en los últimos siete años -acaso los más arduos de la historia más reciente de la isla-, lo sitúa en una posición de privilegio. El título del libro sólo es fiel a la introducción. El resto se limita a airear con ahínco trapos sucios, que no discuto. Las soluciones que menta Ayala-Dip no se encuentran proclamando sólo las intolerancias y errores en que se ha incurrido con un tono rayano en la indolencia y, seamos honestos, a sabiendas de ofrecer al lector una visión escorada y parcial. Para ello hace falta poner también sobre el tapete los aciertos y crear un entorno fértil para encuentros, con objetividad y respeto, máxime a los congéneres que decidieron buscar salidas y sufrir las vicisitudes en casa. Alberto omite muchos elementos que exige el análisis riguroso de la intrincada situación de Cuba. Este libro, de lectura obligada y escrito con galanura y una prosa envidiable, es fuente de desencuentros más que de soluciones.-

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