El propietario del 60% de Malesa dice que era un asalariado

Alberto Flores Valencia, otro de los fundadores del holding de empresas que presuntamente financiaron al PSOE, asombró a toda la audiencia al afirmar que pese a figurar como adquirente del 60% de las acciones de Malesa, en diciembre de 1988, fue en realidad un simple empleado a las órdenes de Luis Oliveró y por un sueldo mensual de unas 200.000 pesetas.También causó impacto su afirmación de que nunca ha sido militante ni ha tenido nada que ver con el PSOE. A Flores siempre se le ha identificado como hombre del PSOE por ser hermano de la ex secretaria de relaciones internacionales, Elena...

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Alberto Flores Valencia, otro de los fundadores del holding de empresas que presuntamente financiaron al PSOE, asombró a toda la audiencia al afirmar que pese a figurar como adquirente del 60% de las acciones de Malesa, en diciembre de 1988, fue en realidad un simple empleado a las órdenes de Luis Oliveró y por un sueldo mensual de unas 200.000 pesetas.También causó impacto su afirmación de que nunca ha sido militante ni ha tenido nada que ver con el PSOE. A Flores siempre se le ha identificado como hombre del PSOE por ser hermano de la ex secretaria de relaciones internacionales, Elena Flores.

El acusado reconoció que había sido el titular del 60% de Malesa entre diciembre de 1988 y febrero de 1989, tras ser contratado por Oliveró como asesor administrativo y fiscal. Explicó que a raíz de una ampliación de capital en el holding, Oliveró le había preguntado si no le importaría figurar como poseedor de las acciones de Malesa hasta la próxima junta general, y él aceptó. Oliveró, el propietario, tenía sólo el 40% de las acciones.

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El acusado afirmó que tuvo las acciones desde diciembre de 1988 hasta febrero de 1989, en que su participación se redujo a un 2%. Pero cuando el fiscal inquirió en qué documento figuraba esa transacción, Flores dijo que figura "en un documento que se ha extraviado".

Flores describió su papel en el holding como el de un apoderado que residía en Madrid y firmaba los cheques que Oliveró le indicaba desde Barcelona, talones por centenares de millones con destino a distintas sociedades.

La expectación acerca de las explicaciones del que llegó a ser administrador único de Filesa, Luis Oliveró, quedó superada por la sorpresa que provocó cuando, antes de iniciarse su interrogatorio, manifestó con toda tranquilidad: "Prefiero acogerme a mi derecho constitucional a no declarar". Entre la incredulidad de todos, Oliveró se levantó y abandonó el banquillo.

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