Cartas al director

La que nos espera

A medida que agosto transcurre y veo las obras abiertas que hay en Madrid, me resulta más fácil imaginarme el talante del que vamos a andar sobrados los madrileños a nada que se presente septiembre y tengamos que recorrer nuestra ciudad como si de Beirut, hace unos. años, se tratara. Pienso en las toneladas de millones de pesetas que el diseño combinado de estas obras va a causar en nuestros bolsillos, que son, en definitiva, los que pagan ahora la obra y pagarán posteriormente sus efectos adversos sobre nosotros mismos. Claro que, si de dinero únicamente se tratara, bueno. Ya sabe mos ...

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A medida que agosto transcurre y veo las obras abiertas que hay en Madrid, me resulta más fácil imaginarme el talante del que vamos a andar sobrados los madrileños a nada que se presente septiembre y tengamos que recorrer nuestra ciudad como si de Beirut, hace unos. años, se tratara. Pienso en las toneladas de millones de pesetas que el diseño combinado de estas obras va a causar en nuestros bolsillos, que son, en definitiva, los que pagan ahora la obra y pagarán posteriormente sus efectos adversos sobre nosotros mismos. Claro que, si de dinero únicamente se tratara, bueno. Ya sabe mos que las Administraciones lo cales nos sablean y nos expolian con asiduidad. Pero hay un bien mucho más valioso, cuyo expolio seguro que me resulta insufrible, por intolerable. Y ese bien es nuestra tranquilidad.Por lo que yo sufro y compruebo, es imposible dormir en zonas enteras de Santa Engracia, Ríos Rosas y aledaños. Los ruidos derivados de las demás obras de Madrid que en muchas ocasiones se prolongan una tras otra 24 horas al día, nos están machacando de tal manera ahora que no quiero ni pensar en los atascos que nos aguardan cuando el grueso de la gente regrese de sus vacaciones. A veces pienso si los madrileños no seremos un poquito más masoquistas, o mejor, fatalistas, que el resto de los españoles. Claro que, con las autoridades municipales y autonómicas que hemos elegido nosotros mismos, lo del fatalismo tiene un fundamento.

En fin, tiemblo al pensar en la que nos espera a partir del próximo primero de septiembre. Me quejo porque no se que año podremos regresar a Madrid con la tranquilidad de saber que nuestro sufrimiento urbano no crecerá más todavía- . .

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