Cartas al director

Atención a las señales

Si acude usted, ingenuo veraneante, a un hermoso paraje costero de Huelva conocido como "El Loro", situado entre Mazagón y Matalascañas, no le conviene dejar de reparar, hacia el final de la carretera de acceso a la playa, en unos oxidados postes metálicos de los que, con suerte, puede que aún penda alguno de los discos de lo que un día fueron señales de tráfico. Fíjese bien y no ceda al natural impulso de despreciarlos como mera arqueología viaria, pues, aunque tenga que darse un paseo anterior para buscar uno de los discos y levantarlo de la arena, y aunque la corrosión del metal exija ciert...

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Si acude usted, ingenuo veraneante, a un hermoso paraje costero de Huelva conocido como "El Loro", situado entre Mazagón y Matalascañas, no le conviene dejar de reparar, hacia el final de la carretera de acceso a la playa, en unos oxidados postes metálicos de los que, con suerte, puede que aún penda alguno de los discos de lo que un día fueron señales de tráfico. Fíjese bien y no ceda al natural impulso de despreciarlos como mera arqueología viaria, pues, aunque tenga que darse un paseo anterior para buscar uno de los discos y levantarlo de la arena, y aunque la corrosión del metal exija ciertas dotes paleográficas para interpretarlo, si usted no lo hace correctamente, la dotación del puesto de la Guardia Civil sito al final de la vía no dudará en dejarle una nota aclaratoria: su despiste o su poca aplicación hermenéutica le habrán costado 15.000 pesetillas en cuanto traspase la línea que señalan las ruinas metálicas "por no haber respetado una señal del tipo R-100", que prohíbe taxativamente la circulación en ambos sentidos a cualquier clase de vehículos. Y, créame, le servirá de poco alegar que las decrépitas "señales" incumplen casi todas las normas legales establecidas en el RD 13/ 92 y en el Catálogo Oficial de Señales de Circulación y Marcas Viales: si le pasa como a mí, la Delegación de Tráfico de Huelva desestimará sus alegaciones por vía administrativa hasta obligarle a defender sus derechos ante los tribunales, en cuyo caso le saldrá mucho más barato pagar y reconocer la infracción que demostrar que no hubo tal.Por cierto, si se sorprende de que los aparcamientos del puesto de la Guardia Civil estén repletos de vehículos particulares (desprovistos, eso sí, de la "nota informativa" que sin duda exhibirá el suyo), no sea mal pensado: seguramente habrán llegado hasta allí por vía marítima o aérea, y no por el tramo vedado, contraviniendo una señalización que los agentes del puesto demuestran saber interpretar tan celosamente.-

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