Cartas al director

¿Una gracia?

Soy una asidua lectora de su periódico. Igualmente, los fines de semana sigo fielmente a Juan Mari Arzak en "A vivir que son dos días". Por otra parte, me gusta cocinar.Entenderá, pues, que leyera la entrevista que a la hija de J. Mari Arzak publicó este domingo. Todo me parecía más o menos normal hasta que le preguntan su opinión sobre el cocido madrileño. Su respuesta me descolocó: "No lo he probado nunca".

¿Cómo puede entenderse? .:¿ignorancia?, ¿desprecio?, ¿prepotencia ... ? ¿O simplemente quiso hacer una gracia? ¿Cono cerá la paella? ¿Y el pote gallego?, ¿o la fabada?, ¿el sancoch...

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Soy una asidua lectora de su periódico. Igualmente, los fines de semana sigo fielmente a Juan Mari Arzak en "A vivir que son dos días". Por otra parte, me gusta cocinar.Entenderá, pues, que leyera la entrevista que a la hija de J. Mari Arzak publicó este domingo. Todo me parecía más o menos normal hasta que le preguntan su opinión sobre el cocido madrileño. Su respuesta me descolocó: "No lo he probado nunca".

¿Cómo puede entenderse? .:¿ignorancia?, ¿desprecio?, ¿prepotencia ... ? ¿O simplemente quiso hacer una gracia? ¿Cono cerá la paella? ¿Y el pote gallego?, ¿o la fabada?, ¿el sancocho?, ¿los pescaítos fritos?... Se le ha pegado poco de su aita Juan Mari, que es un deleite escuchar en cualquiera de sus comentarios de fin de semana.

Por cierto, lo que entendemos por cocido madrileño ya era castellano mucho antes de que Pepe Pinto popularizara su cocidito madrileño de las diez de la mañana. Porque fue la Reina Católica la que mandó que en una misma olla se cociesen, junto con las legumbres, las diversas carnes que lo acompañan, de manera qué los conversos no pudieran eludir el comer cerdo.-

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