Un nuevo escándalo de espionaje castiga la ya deteriorada imagen de Fujimori.
Un nuevo escándalo de espionaje vino ayer a castigar la ya deteriorada imagen del Perú de Alberto Fujimori. Contrapunto, un programa de televisión, aportó pruebas que indican que los servicios de espionaje del país espían telefónicamente a periodistas y políticos de la oposición. Se trata del enésimo golpe contra el Gobierno de la cadena Frecuencia Latina. La reacción del Gobierno fue un decreto que retiraba ayer, poco después de emitirse el espacio, la nacionalidad peruana a su propietario, el empresario Baruch Ichver. El objetivo último del Ejecutivo de Fujimori es quitarle la licenci...
Un nuevo escándalo de espionaje vino ayer a castigar la ya deteriorada imagen del Perú de Alberto Fujimori. Contrapunto, un programa de televisión, aportó pruebas que indican que los servicios de espionaje del país espían telefónicamente a periodistas y políticos de la oposición. Se trata del enésimo golpe contra el Gobierno de la cadena Frecuencia Latina. La reacción del Gobierno fue un decreto que retiraba ayer, poco después de emitirse el espacio, la nacionalidad peruana a su propietario, el empresario Baruch Ichver. El objetivo último del Ejecutivo de Fujimori es quitarle la licencia para poseer un canal de televisión.Al menos 197 conversaciones telefónicas fueron grabadas de forma clandestina a destacados periodistas, congresistas (de la oposición y del Gobierno), artistas y empresarios, según el reportaje. Entre ellos se encuentra Laura Puertas, colaboradora de EL PAÍS.