La Fundación Antisida tacha de irracional el caso del carnicero despedido

La Fundación Antisida de España atribuyó ayer a la "irracionalidad" la discriminación sufrida por Miguel M., el carnicero de Aranjuez que el sábado pasado perdió su puesto de trabajo por socorrer a un moribundo sospechoso de tener el sida. El hombre, que simplemente había tratado de salvar la vida a un toxicómano apuñalado, se encontró al día siguiente con que su jefe había decidido retirarle de su puesto ante las protestas de varias clientas que amenazaron con no volver a comprar allí debido al miedo que les producía el que el hombre hubiese podido resultar infectado de sida."Este caso...

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La Fundación Antisida de España atribuyó ayer a la "irracionalidad" la discriminación sufrida por Miguel M., el carnicero de Aranjuez que el sábado pasado perdió su puesto de trabajo por socorrer a un moribundo sospechoso de tener el sida. El hombre, que simplemente había tratado de salvar la vida a un toxicómano apuñalado, se encontró al día siguiente con que su jefe había decidido retirarle de su puesto ante las protestas de varias clientas que amenazaron con no volver a comprar allí debido al miedo que les producía el que el hombre hubiese podido resultar infectado de sida."Este caso resume los falsos mitos que rodean a la infección por VIH: el miedo al contagio y la tendencia a etiquetar al prójimo. En cuanto al contagio, recordamos que, aunque es corriente utilizarlo como sinónimo de, transmisión, esto no es correcto, y crea miedos irracionales que se traducen en injusticias. La infección por VIH se transmite por prácticas de riesgo entre personas; el contagio, en cambio, se produce sin necesidad de intercambio personal, a través de vías como el aire y el agua", señaló la fundación.

Por otra parte, Miguel. M. recibió ayer notificación judicial de que el hombre que intentó socorrer y que finalmente murió era portador del virus del sida. Ahora, Miguel, que en el momento de ayudar al moribundo tenía varias heridas sin cicatrizar en la mano, tendrá que esperar a los resultados de sus análisis para conocer si ha contraído o no dicha enfermedad, extremo que los expertos juzgan poco menos que imposible. Asimismo, Miguel mantuvo ayer una reunión con el propietario del establecimiento en el que trabajaba. "El dueño me ha dicho que quizás se equivocó o se precipitó. Quería disculparse. Me ha dicho que tenía las puertas abiertas si quería volver a la tienda, pero le he dicho que no, que después de todo lo ocurrido no podría volver", afirmó.

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