Hallado en la bañera de su casa el cadáver de un camarero asesinado de cinco puñaladas

Un hilo de sangre corría del pasillo al cuarto de baño. Y allí, boca arriba dentro de la bañera, yacía el cadáver apuñalado de Faustino M. G., camarero, de 34 años. Eran las seis de la tarde del miércoles y el cuerpo acababa de ser descubierto por la hermana del fallecido, que había acudido a visitarle en el quinto piso del número 10 de la calle de Enrique Velasco, en el distrito del Puente Vallecas.Horrorizada, la mujer llamó inmediatamente al 091 (Cuerpo Nacional de Policía).Los agentes constataron que el cadáver, al que sólo cubría un calzoncillo, presentaba cinco cuchilladas: dos en el abd...

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Un hilo de sangre corría del pasillo al cuarto de baño. Y allí, boca arriba dentro de la bañera, yacía el cadáver apuñalado de Faustino M. G., camarero, de 34 años. Eran las seis de la tarde del miércoles y el cuerpo acababa de ser descubierto por la hermana del fallecido, que había acudido a visitarle en el quinto piso del número 10 de la calle de Enrique Velasco, en el distrito del Puente Vallecas.Horrorizada, la mujer llamó inmediatamente al 091 (Cuerpo Nacional de Policía).Los agentes constataron que el cadáver, al que sólo cubría un calzoncillo, presentaba cinco cuchilladas: dos en el abdomen, otra en la región cervical, una cuarta en el omoplato izquierdo y otra en el derecho. El dormitorio de Faustino estaba en desorden y manchado de sangre. Incluso se advirtió un rastro de sangre que iba del pasillo hasta el cuarto de baño. La puerta de la vivienda, además, no había sido forzada.

Estos datos, según fuentes policiales, apuntan a que la víctima pudo abrir la puerta a alguien conocido o esperado. Una vez en el dormitorio, se desató una violenta pelea que acabó con la muerte de Faustino. Luego, el cadáver fue arrastrado hasta la bañera, donde fue abandonado en la posición en la que se le descubrió.

Pese a esta primera reconstrucción, la policía carece de un móvil definido para este crimen. El robo ha sido descartado y los investigadores centran las pesquisas en el entorno de la víctima con la intención de hallar la clave que permita descubrir cómo el criminal entró con tanta facilidad en la vivienda.Faustino, separado y con hijos, trabajaba de camarero en Madrid. Los vecinos le recuerdan como una persona tranquila, criada en el barrio. De carácter ordenado, solía salir pasado el mediodía hacia su puesto de trabajo y no regresaba a su casa hasta las dos de la madrugada. De vez en cuando, si le sobraba tiempo, se tomaba unas cañas en los bares del barrio, muchas veces acompañado por sus familiares. Tras el hallazgo, el cadáver de Faustino M. G. fue conducido al Instituto Anatómico Forense de Madrid para su autopsia.

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