Detenida una pareja que 'alquilaba' a su hijo de 10 años a un pederasta los fines de semana

La policía acusa al matrimonio de un delito de prostitución

Jesús Fernández Garrido, un experimentado inspector, jefe del Grupo de Menores (Grume) de la policía de Barcelona, que las ha visto de todos los colores, no puede esconder su indignada emoción cuando explica el último escabroso caso resuelto por sus hombres: la detención en Barcelona de un matrimonio que prostituía a su hijo de 10 años con un pederasta. El matrimonio, desde hace un año, alquilaba su hijo los fines de semana a Jaime L. D., un soltero de 38 años, dueño de un negocio de informática. A cambio, los desnaturalizados padres recibían dinero y regalos.

El menor tenía todos los n...

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Jesús Fernández Garrido, un experimentado inspector, jefe del Grupo de Menores (Grume) de la policía de Barcelona, que las ha visto de todos los colores, no puede esconder su indignada emoción cuando explica el último escabroso caso resuelto por sus hombres: la detención en Barcelona de un matrimonio que prostituía a su hijo de 10 años con un pederasta. El matrimonio, desde hace un año, alquilaba su hijo los fines de semana a Jaime L. D., un soltero de 38 años, dueño de un negocio de informática. A cambio, los desnaturalizados padres recibían dinero y regalos.

El menor tenía todos los números: es hijo único de una familia desestructurada y con los valores de la moral natural totalmente subvertidos: el padre, de 39 años, hace mucho que no trabaja; la madre, de 34 años, ejerce la prostitución ocasionalmente; y el niño hace vida en la calle, en pleno corazón de Ciutat Vella, una zona degradada de Barcelona, en la que la droga y la prostitución callejera campan a sus anchas.El niño fue captado por una persona con antecedentes por abusos sexuales a menores, que fue quien se lo ofreció a Jaime L. D. El intermediario, a quien no se le puede acusar de nada, allanó el camino al pedófilo al explicarle las condiciones del niño y de su familia. Jaime L. D. empezó por hacerse amigo del menor con todo tipo de regalos. Tras el niño, vino la familia. Jaime L. D. accedió a la casa familiar y vio que el matrimonio vivía en condiciones precarias. Era terreno abonado y ofreció dinero a los padres a cambio de que su hijo pasara los fines de semana con él.

El niño ha vivido en casa del pedófilo todos los fines de semana del último año. Mientras, sus padres, con el dinero que les daba Jaime L. D., se montaban viajes de recreo. El pederasta pagaba unas 30.000 pesetas por fin de semana.

Los médicos del prestigioso hospital Sant Joan de Déu de Barcelona han confirmado que el niño ha sufrido toda clase de abusos y violaciones sexuales por parte de Jaime L. D. El niño fue entregado a la Dirección de Atención a la Infancia de la Generalitat, que tiene su guardia y custodia, ya que el juez se la retiró a los padres.

El matrimonio está acusado de un delito de prostitución, que la ley castiga con una pena que va desde uno a cuatro años de prisión. Jaime L.D. está acusado de dos delitos: uno de prostitución y otro de agresión sexual. Este último delito también está castigado con penas de cárcel que van desde un año a cuatro años. Si el juez aprecia agresión sexual con penetración, el castigo va de 6 a 12 años de prisión.

El intermediario tenía en cartera otros cuatro niños del mismo barrio y de condiciones parecidas a las del primer menor. Ya se había ganado la voluntad de estos cuatro niños con pequeños regalos, pero no había pasado a mayores, por lo que tampoco en este caso se le puede acusar de nada.

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