Editorial:

Cascos y Conde: dos en la carrera

EL VICEPRESIDENTE primero del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, utilizó ayer el Senado para insultar a un "liberal de derechas", como gusta de autodefinirse Carlos Mendo, que es al mismo tiempo un profesional del periodismo de trayectoria impecable y honestidad probada. En su afán por atacar a este periódico, que Carlos Mendo contribuyó a fundar, Alvarez Cascos aplicó a un profesional nombrado por el Grupo Popular el principio de que "es incompatible trabajar para el Grupo PRISA y defender el interés general". Con esta frase, el vicepresidente falta al respeto a cientos de profesionales que ...

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EL VICEPRESIDENTE primero del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, utilizó ayer el Senado para insultar a un "liberal de derechas", como gusta de autodefinirse Carlos Mendo, que es al mismo tiempo un profesional del periodismo de trayectoria impecable y honestidad probada. En su afán por atacar a este periódico, que Carlos Mendo contribuyó a fundar, Alvarez Cascos aplicó a un profesional nombrado por el Grupo Popular el principio de que "es incompatible trabajar para el Grupo PRISA y defender el interés general". Con esta frase, el vicepresidente falta al respeto a cientos de profesionales que trabajan en esta casa y que creen perfectamente compatible prestar sus servicios en el Grupo PRISA y de" fender el interés general. Más dudas tienen de que lo haga este Gobierno cuando legisla en el sector de la comunicación a favor de sus amigos y en contra de una empresa privada que considera crítica.La misma retórica del insulto y la amenaza gusta de emplear Mario Conde contra este periódico en sus últimas y múltiples comparecencias televisivas. EL PAS ha demostrado suficientemente su capacidad de investigación, libre y profesional, en todo lo que ha afectado al caso Conde, entre cuyas ramificaciones se encuentran los 600 millones que desaparecieron a través de Argentia Trust. Conde declaró en el Parlamento que no se acordaba de aquel episodio; a un juez le dijo que se trataba de comisiones a políticos del PSOE; a otro tribunal, que el dinero había ido a parar a un intermediario, y ahora, al parecer, juega a anunciar terribles revelaciones del mismo caso sobre "alguien relacionado con EL PAíS". Juegan ambos, Cascos y Conde, Conde y Cascos, a dañar la credibilidad profesional de este periódico. Para ello se necesita algo más que la mentira adobada de chulería. Son ellos quienes deben probar su gusto por la libertad, la democracia y la honradez. EL PAÍS y sus profesionales comparecen todos los días, desde hace más de 21 años, ante sus lectores.

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