Editorial:

Rosa, rojo y verde

POR SUS hechos los conoceréis. Pero, a juzgar por sus nombres, el primer Gobierno de Lionel Jospin es un reflejo fiel de la mayoría parlamentaria de izquierdas que salió de las urnas el pasado domingo. Es también un equipo nuevo, en gran parte entrenado en la segunda fila de los Gobiernos que tuvo Mitterrand, y en el que destaca una poderosa presencia de mujeres: por su número (5 sobre 16) y por el relieve de algunas de sus carteras. Martine Aubry, hija de Jacques Delors, se ocupará del Empleo -uno de los compromisos más firmes asumidos por Jospin durante la campaña electoral-, pero al mismo t...

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POR SUS hechos los conoceréis. Pero, a juzgar por sus nombres, el primer Gobierno de Lionel Jospin es un reflejo fiel de la mayoría parlamentaria de izquierdas que salió de las urnas el pasado domingo. Es también un equipo nuevo, en gran parte entrenado en la segunda fila de los Gobiernos que tuvo Mitterrand, y en el que destaca una poderosa presencia de mujeres: por su número (5 sobre 16) y por el relieve de algunas de sus carteras. Martine Aubry, hija de Jacques Delors, se ocupará del Empleo -uno de los compromisos más firmes asumidos por Jospin durante la campaña electoral-, pero al mismo tiempo se convierte en una especie de número dos del Gabinete, toda una premonición del papel que puede jugar en el futuro esta valiosa política.Desde fuera se esperaba, además, una señal sobre el compromiso europeo de este nuevo Gobierno. El nombramiento de Dominique Strauss-Khan (otro político notable) en Economía y Finanzas puede tranquilizar. Este antiguo ministro de Industria, defensor de un modelo de economía mixta de mercado (no al neoliberalismo, no al papel dominante del Estado), es decidido partidario del euro, si bien quiere revisar el durísimo pacto de estabilidad que ha de regir en la UEM. La presencia en Exteriores de Hubert Védrine, brazo derecho de Mitterrand en el Elíseo, refuerza esa voluntad europeísta y la colaboración con Kohl, que justamente ayer superó un difícil trance parlamentario haciendo valer una vez más su compromiso con la unión monetaria, una oportunidad que, de no aprovecharse hoy no se repetirá.El nombramiento para Interior del imprevisible nacionalista de izquierdas Jean Pierre Chevènement -aparentemente, siempre a la izquierda de los demás- no es la mejor noticia para España con vistas a una colaboración especial en materia de terrorismo. Es de esperar que prevalezcan los intereses de ambos países sobre la compleja personalidad del titular francés de Interior. A señalar también la entrada en el Gobierno de una ecologista significativa, Dominique Voynet, que se encargará precisamente de Medio Ambiente.

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Jospin ha reivindicado el papel de la política en detrimento de la tecnocracia. Y además ha escogido políticos de manos limpias, sin cuentas pendientes ante los tribunales, para romper de una vez la frecuente conexión que ha habido en el pasado entre el socialismo galo y la corrupción. Mientras, de la mano de la aritmética parlamentaria y con un deseo de participación que les aleja del modelo italiano, vuelven los comunistas con dos carteras: Transportes y Juventud y Deportes. También a ellos habrá que juzgarlos por sus hechos. El fin de la guerra fría ha quitado morbo a esta reaparición de los comunistas en el Gobierno de Francia.

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