El largo más largo de la ficción se hace realidad

Un penalti sancionado en un partido de una Liga provincial fue lanzado 26 días después y llevó a la realidad un cuento imaginado por el recientemente fallecido escritor argentino Osvaldo Soriano. El cuento El penalti más largo del mundo cobró vida en un modesto estadio de la provincia de Santiago del Estero, a 1.240 kilómetros al norte de Buenos Aires, en un partido entre los equipos locales Estudiantes y Guemes.En el minuto 90, el árbitro Víctor Zerda sancionó un penalti a favor del Estudiantes, que ganaba por 3-2, y su decisión motivó discusiones entre los jugadores y enfrentam...

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Un penalti sancionado en un partido de una Liga provincial fue lanzado 26 días después y llevó a la realidad un cuento imaginado por el recientemente fallecido escritor argentino Osvaldo Soriano. El cuento El penalti más largo del mundo cobró vida en un modesto estadio de la provincia de Santiago del Estero, a 1.240 kilómetros al norte de Buenos Aires, en un partido entre los equipos locales Estudiantes y Guemes.En el minuto 90, el árbitro Víctor Zerda sancionó un penalti a favor del Estudiantes, que ganaba por 3-2, y su decisión motivó discusiones entre los jugadores y enfrentamientos entre los hinchas de ambos equipos. Ante esta situación, el árbitro decidió suspender el partido, pero los dirigentes de la Liga santiagueña acordaron que el encuentro continuara con la ejecución del penalti, aunque 26 días después de ser sancionado.

"El penalti más fantástico del que tenga noticias se tiró en 1958, en un lugar perdido del Valle de Río Negro (en el sur argentino), un domingo por la tarde en un estadio vacío", escribió Osvaldo Soriano. "Ese match aparte entre Constante Gauna, el ejecutor, y el Gato Díaz en la portería tendría lugar el domingo siguiente. De manera que el penalti duró una semana y fue, si nadie me informa lo contrario, el más largo de toda la historia", narró el escritor.

En la realidad, los dirigentes del Estudiantes y del Guemes hicieron lo posible para quedarse con el récord ficticio al decidir que el penalti se rematara casi un mes después, en un estadio neutral y a puertas cerradas.

"El pelotazo salió a la izquierda y el Gato Díaz fue hacia el mismo lado con una elegancia y una seguridad que nunca más volvió a tener. Constante Gauna miró al cielo y se puso a llorar", fue el final imaginado por Soriano.

La historia real tuvo un epílogo parecido, aunque distintas circunstancias. El goleador del Estudiantes José María Jerez tomó el balón, se paró frente al meta Ricardo Barraza, y a las 15.45, exactamente la misma hora señalada por Soriano, remató defectuosamente y desvió su disparo.

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