ELECCIONES LEGISLATIVAS EN FRANCIA

Juppé es quien más arriesga

Los dirigentes políticos asumen riesgos muy distintos en las elecciones de hoy, igualadas según los sondeos. El jefe de la coalición presidencial conservadora y primer ministro, Alain Juppé, necesita ganar con cierta holgura para mantenerse en el cargo. Al líder de la alianza de izquierdas, Lionel Jospin, le bastaría en cambio una derrota honrosa para demostrar que el socialismo sigue recuperándose de la decadencia política y moral que culminó con el hundimiento de 1993.La coalición presidencial, suma del Unión por la República (RPR) gaullista y de la Unión para la Democracia Francesa (UDF) li...

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Los dirigentes políticos asumen riesgos muy distintos en las elecciones de hoy, igualadas según los sondeos. El jefe de la coalición presidencial conservadora y primer ministro, Alain Juppé, necesita ganar con cierta holgura para mantenerse en el cargo. Al líder de la alianza de izquierdas, Lionel Jospin, le bastaría en cambio una derrota honrosa para demostrar que el socialismo sigue recuperándose de la decadencia política y moral que culminó con el hundimiento de 1993.La coalición presidencial, suma del Unión por la República (RPR) gaullista y de la Unión para la Democracia Francesa (UDF) liberal-centrista, se autoimpuso la victoria desde el mismo momento en que Jacques Chirac adelantó las elecciones en casi un año sobre el calendario constitucional. En la Asamblea Nacional que Chirac disolvió el mes p asado, la coalición contaba con un 80% de los escaños. Una derrota supondría un vuelco sin precedentes y dejaría al presidente casi inerme, al menos durante un año, frente a un gobierno de izquierda. Una victoria demasiado ajustada se interpretaría como una prueba definitiva del rechazo que suscita Alain Juppé e implicaría, probablemente, su sustitución al frente del Gobierno. Sería la hora de alternativas como Philippe Séguin o Edouard Balladur. En esta primera vuelta, todo resultado por debajo del 37% será malo para la derecha.

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Lionel Jospin, al frente de los candidatos socialistas, los radicales de izquierda y el Movimiento de los Ciudadanos (izquierda anti-Maastricht), se daría por satisfecho con un 28% en la primera vuelta. Por debajo del 26%, su liderazgo podría verse discutido. Para el Partido Comunista, menos del 9% sería el declive definitivo.

En cuanto al ultraderechista Frente Nacional, cuyo líder, Jean-Marie Le Pen, consiguió un 15,3% de los votos en, las presidenciales de 1995, los objetivos se centran en mantenerse. Cualquier cosa por encima del 14% demostraría que el partido se ha consolidado. Por debajo de esa cota, podría empezar a deshincharse.

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