Acuerdo histórico
LA OTAN y Rusia han llegado a un acuerdo histórico, que establece el marco de relaciones bilaterales para un nuevo sistema de seguridad en Europa. Quedan eliminados los últimos obstáculos a la incorporación a la Alianza Atlántica de algunos países de Europa central y Oriental. El acuerdo, ultimado por el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Evgeni Primakov, y el secretario general de la OTAN, Javier Solana, es una noticia importante. Abre una nueva era en las relaciones internacionales en el continente y mayores posibilidades para la cooperación entre la OTAN y Rusia en la resolución y prevenc...
LA OTAN y Rusia han llegado a un acuerdo histórico, que establece el marco de relaciones bilaterales para un nuevo sistema de seguridad en Europa. Quedan eliminados los últimos obstáculos a la incorporación a la Alianza Atlántica de algunos países de Europa central y Oriental. El acuerdo, ultimado por el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Evgeni Primakov, y el secretario general de la OTAN, Javier Solana, es una noticia importante. Abre una nueva era en las relaciones internacionales en el continente y mayores posibilidades para la cooperación entre la OTAN y Rusia en la resolución y prevención de conflictos.Pone, además, término a muchos meses de duelos verbales que no han dejado de enrarecer las relaciones de Rusia con Occidente. La Rusia democrática no po-, día reivindicar derechos para limitar a continuación con ellos la soberanía de los Estados, antiguos miembros del Pacto de Varsovia, que libremente han decidido solicitar su ingreso en la Alianza Atlántica. La OTAN tampoco podía negarse a incorporar a dichos paises, que, por causas históricas, buscan una seguridad común con Occidente.
Pero por mucho que hayan cambiado los conceptos sobre seguridad desde el final de la guerra fría, esta operación tenía que despertar recelos irremediables en la dirección de la política rusa y en parte de la población. Calmar esta inquietud ha sido una de las principales labores de la Alianza Atlántica. Su secretario general, Javier Solana, ha hecho una constante y magnífica labor negociadora.
Se trataba de ofrecer a Rusia un acuerdo marco que garantizara su participación en las grandes decisiones sobre la seguridad en sin que la Alianza viera disminuida su soberanía por un derecho de veto ruso. Pero también tenía que hacer concesiones a Moscú en lo que respecta a la presencia militar de la OTAN en los países cercanos a su frontera occidental. Así, se ha incluido una cláusula de intenciones que prevé que la OTAN no desplegará armamento nuclear en el territorio de los nuevos miembros y se han establecido topes de presencia de personal militar y armamento en esos nuevos países de la Alianza que aún están por establecer. Los principales candidatos son Polonia, la República Checa, Hungría, Eslovenia y Rumania.
El acuerdo, que será firmado en París el próximo 27 de mayo, desbroza el camino a una cumbre de la OTAN en Madrid en la que han de sancionarse la reforma en profundidad de la Alianza, su ampliación y el proyecto de cooperación con Rusia. Que el principal artífice por parte de la OTAN haya sido un español, Javier Solana, es un motivo añadido de satisfacción.